Andrei caminó lentamente hacia el Olympian, las manos en los bolsillos de la casaca y la mirada fija en el camino frente a él. Habían pasado ya casi dos horas y Alice debía estar por terminar su turno. ¿Cómo se vería sin uniforme? Seguramente se veía igual, solo un poco más relajada. Posiblemente estuviese usando un abrigo, o al menos una casaca, el invierno marciano era más bien frío y la mayoría de mujeres había estado usando abrigos últimamente. Se detuvo un momento para observar el cielo. Había dejado de llover en algún momento de la mañana mientras él estaba en el café, y ahora el Sol empezaba a brillar en el invernal cielo marciano, aunque aún había gruesas nubes en el cielo. Llevaba un pequeño paraguas retráctil en uno de los bolsillos de la casaca de cuero sintético, eso debería ser suficiente en caso de que volviera a llover. Claro que sería mejor si ella llevaba su propio paraguas, y mejor aún si no llovía, pero le reconfortaba el saber que estaba preparado para el peor de los casos. Siguió caminando en silencio. Cientos de personas caminaban por las calles, al igual que todos los domingos. Siempre había una buena cantidad de personas caminando, pues aunque era mayormente una zona residencial, la presencia de varios restaurantes y la cercanía del parque la convertían en un lugar bastante popular para pasar las tardes de domingo. Se detuvo al borde de la vereda. Al otro lado de la calle, Alice estaba de pie con las manos metidas en los bolsillos de la casaca negra, esperándolo con una sonrisa.
miércoles, 5 de agosto de 2009
lunes, 3 de agosto de 2009
#137 - Sombras de un Cielo Absurdo: 16.
Se puso una casa negra sobre la camiseta naranja y se miró nuevamente al espejo. Se sintió bonita, y eso le resultó extraño. Leandra siempre le decía que lo era, pero Alice siempre pensó que había otras mujeres mucho más bonitas, y nunca se había sentido más bonita que otras. Bueno, tal vez más bonita que esa muchacha insufrible que siempre le ganaba el último pastel de chocolate de la cafetería de la escuela. Definitivamente más bonita que ella, pensó casi sin darse cuenta mientras cerraba la puerta de su casillero. Se despidió de las otras dos meseras, de los dos cocineros y de la ginoide de limpieza, aunque sabía que todos estaban tan ocupados que no le harían mayor caso. Siempre había más actividad los domingos al mediodía, y esa era una de las razones por las que prefería trabajar el primer turno. Levantarse temprano para pasar la mañana llevando las bandejas del desayuno y luego tener toda la tarde libre y poder dormir un par de horas más en la noche, era mejor que pasar la tarde del domingo corriendo de un lado a otro con bandejas llenas con los pesados platos del almuerzo. Ahora podía aprovechar esa tarde libre para encontrarse con Andrei. Parecía una buena persona, y fue amable con ella, pero realmente no sabía nada de él. Al menos no podía ser peor que aquel piloto con el que Leandra había querido emparejarla hacía un par de meses. Tan distraída estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que la ginoide se había despedido de ella.
sábado, 1 de agosto de 2009
#136 - Sombras de un Cielo Absurdo: 15.
El primer trabajo que Alice encontró en Marte fue de mesera en el Olympian, y no había cambiado de trabajo desde entonces. No tenía una vida social muy activa, lo cual era considerado paradójico por su amiga Leandra, pues había al menos un centenar de hombres que habrían estado dispuestos a llevarla a donde quisiera. Pero eso no era lo que quería. Su vida era más bien rutinaria. Al trabajo todas las mañanas, luego al gimnasio del edificio y después a su departamento/taller a pintar. Algunas veces alguna de sus amigas, sobre todo Leandra, aparecían de pronto en su puerta, o en la puerta del café, para llevarla a alguna fiesta o al parque, para ver si alguien la secuestra, como decía Leandra entre risas. Su vida rutinaria le había permitido ahorrar una buena cantidad de dinero, que principalmente había sido invertido en mejorar su propio departamento y adecuarlo para que fuese también su taller de pintura. Sin embargo, algunas veces (sobre todo en los días fríos de invierno) se preguntaba si no estaría dejando de lado su propia vida sólo para jugar a ser una artista. La respuesta siempre era la misma. Esta era su vida. Esto era realmente lo que quería hacer. La Tierra podía quedar para después, porque a fin de cuentas no era como si el planeta fuera a irse a otra parte. No tenía mayores preocupaciones y se sentía complacida. La única cosa que la preocupaba era ese sangrado nasal que había tenido cada mañana durante los últimos siete días.
viernes, 31 de julio de 2009
#135 - Sombras de un Cielo Absurdo: 14.
Alice se quitó el pequeño delantal amarillo y lo dejó en la canastilla junto con la blusa y minifalda azul marino de su uniforme. Más tarde, cuando la canastilla estuviera llena de uniformes y delantales sucios, la ginoide de limpieza se encargaría de llevarla a la lavandería, donde una enorme lavadora industrial se encargaría de clasificarla, lavarla, secarla, plancharla y devolverla en la misma canastilla, ahora ya desinfectada. Cada uniforme regresaba junto con el delantal en una bolsa sellada que luego era colocada sobre el casillero de cada una de las meseras, de modo que tuvieran un uniforme limpio al iniciar su turno. Era algo tan rutinario que ninguna de ellas le prestaba la menor atención. Alice se puso una camiseta naranja y se miró al espejo. Se había soltado el cabello, y sus rizos se balancearon alegremente alrededor de su rostro mientras ella se terminaba de acomodar el pantalón. Era la misma camiseta que había tenido puesta el día que llegó a Marte hacía ya tres años. Había entrado a la escuela de arte en Io poco después de terminar la secundaria, y las clases de historia habían despertado su curiosidad por la Tierra. Sus ahorros, sin embargo, no habían sido suficientes para conseguir pasaje hasta el lejano planeta capital, así que decidió establecerse en Marte para poder juntar algo de dinero y poder visitar la Tierra. Pero algo en la vida marciana había logrado anclarla al planeta rojo. Tenía la sensación de que debía quedarse en Marte a la espera de algo, aunque no estaba segura qué.
jueves, 30 de julio de 2009
#134
El tiempo pasa sin que haya forma de evitarlo. Algunas veces, sin embargo, el tiempo se detiene por un instante y lo vuelve eterno. Otras veces, recuerdos de diversos momentos se mezclan en una nebulosa en la que el pasado y el presente se vuelven uno, una espiral que me atrapa sin que pueda hacer nada.
La llovizna de una noche de invierno es de pronto un mediodía viendo el cielo azul bajo la sombra de un cerezo, me parece que era otoño entonces. El olor del pan recién salido del horno, las luces de los autos, una discusión a medias en una esquina. Fantasmas que empiezan a agitarse atraídos por la distorsión del tiempo en una noche de invierno que de pronto se convierte en aquel momento que debería ser lejano pero no lo es. Me detengo y aprieto las manos en los bolsillos, tratando de salir de este caos y volver a la relativa normalidad del presente. La calle es ahora cuatro años más joven y la observo desde la ventanilla de un bus, el sabor de un cigarrillo en mis labios después de una tarde en el cine viendo una película que no puedo recordar. Doy un paso y todo se desvanece. Al viento trae frías gotas de lluvia que me ayudan a volver. El aire huele a pan recién salido del horno. Las luces de los autos en la avenida tratan de alejar las sombras de una noche de invierno en Lima. Algunas veces el tiempo es sólo en una gran tontería.
domingo, 26 de julio de 2009
#133
Camino bajo la oscura sombra de los árboles en una noche de invierno con una ligera llovizna. Me gusta el silencio de esta calle. Me ayuda a despejarme antes de emprender el viaje de regreso a casa. Llego a la avenida, y es como volver de pronto a la realidad. El ruido. Las luces. La gente. Una silueta en la distancia. Una sombra que resulta familiar, aunque ha estado lejos de mi mundo por un buen tiempo. Aún no me ha visto. Podría cruzar la avenida, pero eso atraería su atención. Podría pasar de largo, fingir que no he notado su presencia. Ya es muy tarde. Sabe que estoy ahí, y sabe que la he visto. Me saluda mientras pasa a mi lado, y eso de alguna forma resulta reconfortante por un momento. Sigue su camino y yo sigo el mío. No puedo evitar la sensación de que esta sombra anuncia la presencia de un fantasma del que creí haberme deshecho hace un par de años. Al parecer algunos fantasmas simplemente se resisten a desaparecer. O será quizás que mis fantasmas nunca desaparecen del todo sino que pasan a un segundo plano mientras esperan una oportunidad para volver a aparecer. Después de todo, parte de su esencia está ligada a algunos de esos buenos momentos. Siento la llovizna en mi rostro. Observo a mi alrededor y enciendo un cigarrillo. El humo llena mis pulmones, se arremolina a mi alrededor y luego se desvanece agitado por una fría ráfaga de viento que me resulta reconfortante. Un pequeño hechizo para seguir cuerdo.
sábado, 18 de julio de 2009
#132
Han pasado varios días desde que posteé algo aquí, y es que han estado pasando varias cosas. He estado trabajando un poco más en el mundo real, y posiblemente la próxima semana trabaje aún más. Todo en nombre de un nuevo pedido de libros el próximo mes y poder pagar la tarjeta de crédito para tratar de costear la futura laptop. Los últimos tres días tuve que hacerme cargo de la casa nuevamente, porque papá volvió al hospital para la cirugía que debió ser la semana pasada pero tuvo que ser postergada debido a la inseguridad producida por el paro que finalmente no llegó a mayores. A esto tengo que sumarle que ahora el viaje de regreso a casa demora más de lo que debería, porque han inaugurado un nuevo centro comercial, lo cual es bueno para la economía pero pésimo para el tráfico, sobre todo de noche. En fin. Al menos el tiempo extra en la oficina y el bus me ha servido para pensar un poco en el rumbo de la historia de Andrei y Alice, siquiera para saber hacia dónde va la cosa.
Ahora que papá ya está de regreso, supongo que las cosas volverán a una relativa normalidad. Espero también poder encontrar un nuevo ritmo que me permita seguir escribiendo Sombras de un Cielo Absurdo, practicar con la guitarra (es decir, volver a las prácticas como algo regular), y poder revisar mi correo sin tener que sacrificar horas de sueño ni estar saliendo de casa con el tiempo justo y sin desayuno.
martes, 14 de julio de 2009
#131 - Sombras de un Cielo Absurdo: 13.
Los robots humanoides habían existido desde mucho antes de que la humanidad empezara a colonizar la Luna, casi siempre en fábricas, hospitales y puertos, y siempre con diseños que los diferenciaban claramente de los humanos. Casi al mismo tiempo, la humanidad había empezado a experimentar con implantes para aumentar sus propias capacidades, y no tardaron en ganar popularidad, sobre todo los de comunicaciones y los de memoria. Para la época en que la humanidad empezaba a colonizar Marte, casi todo la población humana tenía alguna clase de implante en el cuerpo. Esto ayudó a que la humanidad finalmente lograra superar el valle inquietante y los robots humanoides fueran cada vez más parecidos a los humanos, hasta ser finalmente considerados androides cuando los fabricantes empezaron a recubrirlos con material sintético que les daba una textura similar a la piel humana. Las primeras ginoides fueron comercializadas como costosos juguetes sexuales. Cuando la humanidad empezaba a colonizar la superficie marciana, las ginoides empezaban a ser empleadas en las mismas posiciones que los androides, sobre todo en los hospitales, en donde la totalidad de androides fueron reemplazados por sus pares de aspecto femenino, porque al parecer la humanidad aún se sentía más cómoda siendo atendida por enfermeras, fuesen humanas o robots. Las ginoides de servicio doméstico generalmente usaban uniformes de mucama, lo cual, en la opinión de Andrei, era como tener muñecas de porcelana limpiando la casa. A muchos les agradaba la idea, pero Andrei prefería mantener cierta distancia con las ginoides siempre que fuera posible.
lunes, 13 de julio de 2009
#130 - Sombras de un Cielo Absurdo: 12.
Algunas veces le parecía que no era sólo la tecnología del puente la que era anticuada, sino que casi toda la tecnología empleada por el gobierno marciano estaba desfasada. Su hermana le había dicho que era parte del encanto de Marte, que le daba un cierto aire tradicional. Claro que ella no tenía que hacer la misma rutina de mantenimiento cada semana en todas y cada una de las terminales de la oficina central. Sin embargo, algunas cosas eran bastante nuevas, como las esferas que se encargaban de la limpieza en su departamento, y las ginoides que de pronto parecieron invadir su tranquila caminata por el parque en busca de un buen lugar al cual llevar a Alice una hora más tarde. Era como si de pronto alguien hubiese reemplazado a todas las mujeres a su alrededor y hubiese puesto en su lugar estas perfectas muñecas de porcelana de tamaño humano. Un grupo de ellas jugaban a la pelota con un grupo de niños. Otras parecían conversar mientras empujaban los cochecitos por el parque. La conversación de las ginoides era una de las pocas cosas que lograba captar la atención de Andrei en lo que se refería a estos robots humanoides de aspecto femenino. Para cualquiera que las escuchase casualmente, eran conversaciones triviales sobre el clima, recetas de cocina o la forma correcta de presentarse ante un invitado. De esta forma las ginoides intercambiaban información acerca de su funcionamiento, reportaban problemas, coordinaban labores grupales y algunas veces también intercambiaban recetas aprendidas con sus propietarios.
domingo, 12 de julio de 2009
#129 - Sombras de un Cielo Absurdo: 11.
La mayor parte de la población humana del sistema solar no se preocupaba demasiado por la forma en que funcionaba el agujero de gusano entre Marte y Júpiter. Muy pocos se preocupaban por la tecnología que permitía que cientos de naves lo cruzaran diariamente sin riesgo alguno. Los pocos que se preocupaban eran los científicos que habían descubierto la forma de estabilizarlo, las corporaciones de diversos rubros que le sacaban provecho cada día, y los técnicos que debían mantenerlo operativo. Una verdadera legión de robots se encargaba de la mayor parte del mantenimiento del puente (como era conocido popularmente) y una legión de humanos se encargaba de una buena parte del mantenimiento de los robots, pues muchos eran modelos que ya habían sido descontinuados. La tecnología utilizada para el funcionamiento mismo del puente tenía alrededor de cien años y resultaba más bien anticuada, pero reemplazarla significaba interrumpir las operaciones comerciales que requerían el uso continuo del puente, lo cual a su vez significaba pérdidas para las corporaciones que pagaban los impuestos que cubrían el mantenimiento del puente, y las autoridades no podían permitir eso. Afortunadamente, esto daba trabajo a miles de técnicos humanos que de otra forma podrían tener dificultades para conseguir empleo, y una política de reducción del desempleo siempre era bien vista por la población. Era justamente ese trabajo de mantenimiento el que había traído a Andrei a la superficie marciana hacía ya casi seis meses. Después de todo, alguien debía hacerse cargo del mantenimiento de las viejas computadoras de la administración de tránsito.
sábado, 11 de julio de 2009
#128 - Sombras de un Cielo Absurdo: 10.
Poco más de doscientos años atrás, cuando los humanos apenas empezaban a colonizar la Luna, Marte era poco más que un interminable desierto rojo con vestigios de agua bajo la superficie. Los humanos habían empezado a colonizar las profundidades del mar de la Tierra, no sólo para explotar los recursos de las profundidades, sino para probar materiales, métodos y estrategias que pudieran funcionar en el espacio. Entonces alguien descubrió la forma de crear una atmósfera artificial en la Luna, y la humanidad no tardó mucho en aplicar en los cráteres las técnicas de terraformación que habían sido usadas en los desiertos de la Tierra. Esto permitió que las ciudades lunares abrieran sus domos, y se expandieran hasta cubrir toda la superficie lunar. Las primeras colonias orbitales en Marte empezaban a evaluar la posibilidad de terraformar el desierto rojo para establecer colonias permanentes en la superficie que luego servirían como punto de partida a las misiones que finalmente permitirían explorar el cinturón de asteroides. Poco después una sonda descubrió accidentalmente un agujero de gusano en órbita estacionaria alrededor de Marte. La sonda apareció en la órbita de Júpiter pocos segundos después. Los depósitos de mineral en Io y Europa, y la posibilidad de evitar el cinturón de asteroides, atrajeron a las grandes corporaciones mineras, y las fuertes inversiones ayudaron a encontrar la forma de convertir el agujero de gusano en un método estable y seguro para transportar minerales, equipo y trabajadores. Así, en poco más de doscientos años, la humanidad se expandió por casi todos los lugares medianamente habitables del sistema solar.
domingo, 5 de julio de 2009
#127
Después de varios posteos dedicados a la historia corta que podría terminar por volverse una historia larga, es hora de hablar de otras cosas.
La semana pasada hubo un paro de transportistas que me obligó a perder un día entero de trabajo porque no tenía forma de llegar a la oficina. Esta semana, los mismos sujetos anuncian un nuevo paro, esta vez más largo (y posiblemente más violento), lo cual me obliga a tomar medidas desesperadas. Voy a pasar toda la semana en Lima, lejos de Alexiel y Bethany. Lo bueno de eso es que voy a poder dormir un par de horas más cada día porque no tendré que preocuparme del viaje hasta la oficina. El problema es que esto sucede en un momento en que mis reservas de dinero ya están bastante estiradas y no necesitaba gastos adicionales. Esto significa que este mes tampoco podré ahorrar más que un par de centavos, si es que llego a ahorrar algo. Por otro lado, esto también significa que casi no voy a tener contacto con la web durante la semana porque dependeré de las computadoras de la oficina y de alguna cabina de internet que encuentre por ahí. Eso podría ser algo bueno, porque entre las cosas que llevaré conmigo estará un cuaderno y varios lápices para ver si puedo retomar la costumbre de hacer un dibujo cada día. Eso quedó de lado hace ya varios meses, más que nada por una severa sequía creativa, pero trataré de retomarlo aunque sea para tener algo en qué entretenerme.
viernes, 3 de julio de 2009
#126 - Sombras de un Cielo Absurdo: 09.
Alice se alejó con una sonrisa en el rostro y el cabello rizado nuevamente sujeto en un moño. Andrei sacó del bolsillo una tarjeta de plástico verde y presionó un extremo con su pulgar. Una serie de números holográficos flotaron sobre la superficie de plástico verde. Sonrió. El mismo trabajo, la misma paga, menor costo de vida. Presionó el otro extremo y el holograma desapareció. Salió del café en silencio, no sin antes saludar con la mano a Alice que ahora estaba recogiendo una fuente con varios platos. Ella le respondió con una sonrisa, y por primera vez en mucho tiempo se sintió afortunado. Hacía semanas que no salía a pasear los domingos. Su vida se había convertido en una rutina constante e invariable de trabajar de lunes a viernes, dormir la mayor parte del sábado y pasar el resto del fin de semana encerrado en su departamento, salvo por el desayuno de café y tortilla de queso y champignones de cada domingo, pero incluso eso era rutinario. Salir el domingo por la mañana a desayunar luego se convertía en una visita a las tiendas de robots y equipo electrónico, porque nunca se sabía qué cosas realmente útiles se podían encontrar. También cumplía el propósito práctico de darle espacio a los robots esféricos de limpieza para que pudieran hacer su trabajo. Si bien se entretenía bastante viendo las exhibiciones de androides y ginoides, todo no dejaba de ser parte de la rutina. Pero este domingo ya estaba siendo distinto, y eso se sentía bien.
jueves, 2 de julio de 2009
#125 - Sombras de un Cielo Absurdo: 08.
-Es algo que no entiendo. -La voz de Alice ya no sonaba seria sino más bien divertida. -Cuando te fijaste en mi broche pensé que... no sé, que sería lindo hablar contigo.
Andrei se sonrojó un poco e intentó torpemente actuar con naturalidad. Su mano tropezó con la taza de café, casi derribándola. Sintió que si decía algo empezaría a tartamudear y terminaría por convertir la conversación en algo vergonzoso. El silencio empezó a volverse incómodo pocos segundos después, apenas interrumpido por el casi imperceptible zumbido de un viejo robot de limpieza en forma de disco. Alice se puso de pie de pronto, alisó su delantal amarillo con las manos y empezó a dar la vuelta para volver a trabajar. Andrei sintió que había hecho algo mal, que había dicho algo que no debía, aunque estaba seguro de no haber dicho nada por al menos un par de minutos. Debía hacer algo más, decir algo más.
-Alice... -Ella se detuvo y volteó a verlo, los rizos castaños enmarcando su rostro. Algo dentro de sí le dijo que no se detuviera, que aún podía decir algo más y que eso podría evitar que todo terminase allí. -Fue lindo hablar contigo.
-Sí... -Le pareció que Alice estaba pensando bien en qué decir a continuación. Tal vez no fuese él el único que no supiese qué hacer en este momento. Quizás ella estuviese tan asustada como él. Alice se acomodó el cabello mientras hablaba. -Bueno... mi turno termina en dos horas y... no sé sí podrías...
-Estaré aquí en dos horas.
miércoles, 1 de julio de 2009
#124 - Sombras de un Cielo Absurdo: 07.
Ella estaba sentada con las manos sobre su regazo, bajo el nivel de la mesa, y Andrei empezaba a imaginarla entrelazando los dedos, a medio camino entre nerviosa e incómoda por el silencio. Quería preguntarle acerca de Júpiter, de su vida, pero al mismo tiempo no quería hacer muchas preguntas. Bebió un sorbo de café sin saber muy bien qué decir ni qué hacer. Las palabras salieron sin que se diera cuenta.
-Así que eres de Júpiter.
Alice asintió con la cabeza y sus rizos parecieron dar un salto.
-De Io, pero hace años que no voy. -Alice dejó de sonreír, y Andrei pensó ver un cierto aire melancólico en aquellos hermosos ojos. Tal vez haya dejado a su familia por allá, o quizás un novio, pensó. Empezó a sentirse algo incómodo con la situación. Nunca había sido de los que entablan largas conversaciones con personas desconocidas, a menos que hubiera un punto de interés común. Aún no había descubierto nada en común con Alice, salvo el hecho de que ninguno había nacido en Marte y que ambos estaba sentados a la misma mesa.
-Alice, la verdad es que no sé qué hago aquí contigo. Es decir, no sé...
-No sabes por qué te estoy hablando. -La voz de Alice sonó un poco más seria que antes. Pensó que había dicho algo que no debía, que ella se levantaría y todo terminaría allí y nunca volvería a hablarle. La amplia sonrisa que iluminó el rostro de Alice le dijo que se estaba preocupando demasiado.
martes, 30 de junio de 2009
#123 - Sombras de un Cielo Absurdo: 06.
Alice se había soltado el moño, posiblemente cansada de tener el pelo atado toda la mañana, y Andrei pudo ver que era era una cabellera rizada, larga hasta los hombros y que se balanceaba graciosamente cuando caminaba. Era un marco encantador para ese rostro de piel canela y enormes ojos azul cielo. Se preguntó si todas las mujeres de Júpiter (o al menos de alguna de sus lunas) serían así de bonitas, o si sería que su ascendencia era una extraña mezcla de factores unidos por una serie de coincidencias que habían determinado que ella se viese exactamente así y estuviese de pie al lado de la mesa. Estaba peligrosamente consciente de sí mismo, y eso lo ponía aún más nervioso. Le pareció que debió haberse afeitado antes de salir, que debió haberse puesto una camisa en lugar de la camiseta gris, que su casaca ya estaba demasiado gastada, que estaba pasando demasiado tiempo sentado frente a ella sin decir nada. Le sonrió. Ella respondió con una de esas amplias sonrisas que antes habían parecido darle la bienvenida y ahora se veían como una invitación a iniciar una conversación. Sin saber muy bien qué hacer, Andrei repitió el gesto de antes con la mano, invitándola a sentarse frente a él al otro lado de la mesa. La siguió con la mirada. Se sentía fascinado por la gracia de sus movimientos y el acompasado rebotar de los rizos castaños. Se sentía cada vez más y más perdido, como si algo le impidiese pensar en algo que no fuesen los movimientos de la chica de Júpiter.
sábado, 27 de junio de 2009
#122 - Sombras de un Cielo Absurdo: 05.
-Deberías haberte quedado en casa.
Alice inclinó la cabeza ligeramente hacia un lado, un gesto que había tenido desde que era una niña.
-Debería. Pero la paso mejor aquí. Además en casa no... -Se detuvo de pronto. Enderezó la cabeza y lo miró a los ojos. -No sé cómo te llamas.
De pronto se sintió avergonzado. Trató de forzar una sonrisa casual y no tartamudear.
-Andrei.
-Encantada de conocerte. Tengo un descanso en cinco minutos ¿te molestaría si... ?
No supo qué responder. Hizo un gesto con la mano, invitándola a sentarse. Ella volvió a sonreír y se alejó en dirección a la cocina. Andrei fijó la vista en los champígnones de la tortilla. Bebió un sorbo de café para estar seguro de estar despierto. ¿Sería posible que las cosas fueran tan sencillas? Tal vez debió haberle hablado antes. Si lo hubiera hecho podría haberle traído algo por su cumpleaños. Ella mencionó su descanso. Si estaba tomando un descanso a esta hora, entonces era probable que su turno terminara temprano y tuviera la tarde libre y tal vez podría salir a dar un paseo o a comer algo. Comer. La tortilla. Devoró la tortilla en poco más de dos minutos, para evitar cualquier situación embarazosa que pudiera presentarse si comía delante de ella. Se preguntó su habría alguna razón para que ella viniera a su mesa. No era particularmente atractivo y hablaba poco, aunque le gustaba mantener conversaciones largas con algunas personas que dejó atrás en la Tierra. La vio aparecer nuevamente, ahora sin mandil.
viernes, 26 de junio de 2009
#121 - Sombres de un Cielo Absurdo: 04.
Pidió café y tortilla de champignones como cada domingo por la mañana desde que había llegado a Marte hacía ya casi seis meses. La vio alejarse y luego volver un par de minutos después con una jarra de café caliente en la mano izquierda y en la mano derecha el plato con la tortilla recién hecha. Notó que la pequeña placa con su nombre decía Alice. También notó que en la solapa de la blusa llevaba un pequeño broche amarillo con una carita sonriente. No había visto uno de esos broches desde que salió de la Tierra. Se dio cuenta de que ella podía pensar que le estaba viendo el busto. Decidió que era hora de hacer algo más, decir algo más, cualquier cosa.
-Lindo broche.
Ella sonrió y sus enormes ojos azules parecieron iluminarse. ¿Sería acaso que nadie más había notado el broche?
-Gracias, me lo regalaron hoy.
Su cerebro empezó a procesar las palabras. Realmente no había esperado respuesta alguna, menos aún algo que podría ser el inicio de una conversación con la chica de Júpiter. Tal vez era momento de sonreír y tratar de hacer que las cosas fluyeran por sí mismas.
-¿Alguna razón en especial?
-Es mi cumpleaños.
Alto ahí. El día empezaba a tomar un rumbo inesperado. ¿Qué debía decir? No había tenido una conversación trivial con una mujer en más de seis meses. Demonios, no había tenido una conversación trivial con nadie en más de seis meses. Debía buscar una respuesta, y rápido. Le pareció estúpido que fuera algo tan obvio.
-Feliz cumpleaños, Alice.
jueves, 25 de junio de 2009
#120 - Sombras de un Cielo Absurdo: 03.
Se puso la casaca de cuero artificial y presionó algunos botones en la terminal al lado derecho de la puerta. Tres pequeñas esferas de acero pulido, no más grandes que una bola de billar, salieron de algún rincón del departamento y empezaron a flotar por la sala, decidiendo la mejor forma de cumplir con la lista de tareas de la limpieza de fin de semana. Muchos preferían a las ginoides para el servicio doméstico, pero a él siempre le había parecido un desperdicio. Los robots esféricos podían llegar a todos los rincones del departamento sin tener que cambiar de lugar los muebles, y varios de ellos podían trabajar juntos por menos de la mitad de lo que costaba una ginoide. Sonrió. Demasiadas reflexiones para una mañana de domingo. Salió del departamento y tomó el elevador. Las calles estaban abarrotadas, igual que todos los domingos por la mañana. Caminó los dos bloques que lo separaban del café, y le pareció extraño que recién hubiese notado a la chica de Júpiter hacía tres semanas. Sería acaso que no había prestado la suficiente atención. De pronto se dio cuenta de que ya estaba sentado en una de las mesas al lado de la ventana. Por alguna razón el lugar estaba casi desierto. Y allí estaba ella, caminando entre las mesas con su uniforme de blusa y minifalda azul marino, el pequeño mandil amarillo, el cabello castaño oscuro atado en un moño, los enormes ojos azul cielo y la sonrisa que le daba la bienvenida una vez más.
miércoles, 24 de junio de 2009
#119 - Sombras de un Cielo Absurdo: 02
No tenía ganas de abrir los ojos. Sintió las motas de algodón en sus manos y se las llevó mecánicamente a la nariz sin prestar mayor atención a los pequeños robots que cambiaban el filtro de la ventilación igual que todos los meses. Abrió los ojos y vio su rostro reflejado en el enorme espejo sobre el lavabo. El baño era pequeño pero cómodo y tenía una cierta elegancia, igual que el resto del departamento y el resto de la ciudad en general. Esa era una de las razones por las que había decidido probar suerte lejos de la Tierra. Aquí su dinero valía más. El mismo trabajo, la misma paga, menor costo de vida. Pensó que su abuelo debió haber hecho esos mismos cálculos hacía más de doscientos años, cuando la humanidad apenas empezaba a establecer colonias permanentes en la Luna. Decidió que, siendo domingo, podía darse una larga ducha con agua caliente antes de salir a desayunar. Sintió de pronto el familiar y agradable aroma del café fresco que entraba por el filtro que los pequeños robots habían terminado de instalar. Lentamente salió del baño y se vistió mientras pensaba en la sonrisa de la linda muchacha de Júpiter (o al menos de alguna de las lunas de Júpiter) que atendía las mesas los domingos por la mañana y que parecía estarlo esperando cada vez que entraba al lugar en busca de un café y una tortilla de queso y hongos. Quizás está vez finalmente tendría el valor de invitarla a salir.
#118 - Sombras de un Cielo Absurdo: 01.
Tuvo la extraña sensación de que era lunes, aunque algo dentro de sí le dijo que en realidad era domingo y no había razón para salir de la cama tan temprano. Por séptimo día consecutivo despertó con el olor de su propia sangre llenando sus fosas nasales. Rodó hasta el borde de la cama y dejó caer sus piernas con desgano antes de siquiera abrir los ojos. Después de todo no sentía la necesidad de abrirlos. Todo iba a ser exactamente igual, todas las cosas en el mismo lugar. Las gotas de lluvia en la ventana, las nubes gris oscuro flotando a la distancia en el cielo marciano, el mismo escritorio de aluminio y madera sintética, el mismo piso frío bajo sus pies, las gotas de sangre cayendo por su nariz antes de que pudiera llegar al baño y el dispensador le diera las motas de algodón que necesitaba. El médico del edificio había dicho que su nariz sangrante se debía a la humedad del ambiente, pero él estaba seguro de que debía haber otra razón. Había pasado un par de años en una de las ciudades submarinas de la Tierra antes de venir a probar suerte en las arenas rojas de Marte, y, al menos para él, eso descartaba la posibilidad de que el húmedo clima artificial del invierno marciano le estuviese haciendo sangrar la nariz cada mañana. El viejo androide médico debía estar empezando a fallar. La blanca luz del baño se encendió automáticamente cuando el sensor del piso registró su presencia. Aún no abría los ojos.
martes, 23 de junio de 2009
#117 - Sombras de un Cielo Absurdo: 00. Intro
Desde hace un par de días he estado pensando que puedo hacer algo más con las doscientas cincuenta palabras que intento escribir cada día. Mi intención ha sido desde el principio ganar un poco de soltura al escribir, acostumbrarme a producir una cierta cantidad de palabras y repetir este ejercicio cada día, y ha funcionado hasta cierto punto, porque si bien no he podido mantener un ritmo estable de publicación (y no creo que mi estilo haya mejorado), sí he logrado reducir el tiempo que me demora escribir los posteos de cada día. Sin embargo, creo que puedo aprovechar este espacio para algo más que lanzar reflexiones extrañas y medianamente absurdas acerca del mundo que me rodea. A esto se suman las ganas de contar historias que surgen de pronto en medio de la rutina de cada día.
Sombras de un Cielo Absurdo es un proyecto narrativo dentro de 250 palabras al día. La intención es contar una historia de ciencia ficción mediante fragmentos de poco más de doscientas cincuenta palabras, lo que significa que la narración quizás no sea tan fluida como debería.
Habrá algunos días en que deje de lado la narrativa para volver a las reflexiones y cosas surrealistas de costumbre, y quizás en algún otro momento me detenga a analizar las cosas que estoy escribiendo y tratar de ver adónde me está llevando todo esto, y por eso estoy agregando dos etiquetas nuevas: Sombras de un Cielo Absurdo y narrativa , para poder ubicar con más facilidad los posteos.
lunes, 22 de junio de 2009
#116
Normalmente no me agrada la idea de salir a comprar comida en mi hora de almuerzo, principalmente porque pierdo demasiado tiempo en ir hasta el supermercado y comprar algo, pero algunas veces agradezco la oportunidad de alejarme un poco del ruido y despejarme la mente comiendo en silencio mientras observo a lo lejos el estante de verduras. No es que haya algo especialmente filosófico en el estante de verduras, sino que observarlo me permite no pensar en nada por un rato.
Por lo general no me gusta comer solo, al menos a la hora de almuerzo. Me he acostumbrado a las conversaciones que surgen entre, alrededor y sobre platos de comida, y las que vienen después de la comida. Al menos así han sido siempre las cosas en casa, y he tratado de llevar eso a todas las otras mesas que he tenido oportunidad de compartir hasta ahora, aunque algunas veces me cueste trabajo iniciar la conversación. Claro que también han habido muchas ocasiones en las que he preferido permanecer en silencio y he llegado a desear que la gente a mi alrededor comiese sin decir nada, sobre todo cuando de pronto me veo asediado por personas totalmente incapaces de leer entrelíneas y entender que quiero que me dejen solo.
Hoy fue uno de esos días en los que preferí pasar la mayor parte del tiempo conmigo mismo, así que ir al supermercado alivio la frustración producida por el hecho de que el catering olvidara mi almuerzo una vez más.
domingo, 21 de junio de 2009
#115
A veces caigo en cuenta de que si bien entiendo algunas cosas que no debería entender, hay otras cosas que desafían todos mis intentos por comprenderlas. Ahora mismo me enfrento a una de ellas y llevo ya más de una hora dándole vueltas sin poder llegar a una conclusión lógica. Antes he pasado días enteros tratando de hallar algo que siquiera se asemeje a una explicación razonable, siempre sin mayor éxito. Tal vez sea que no debo entender esto, sino seguirme maravillando (y frustrando) antes el hecho de que me resulte incomprensible. Tal vez sea que le estoy prestando demasiada atención y por eso no logro entenderla. Quizás incluso sea que estoy tratando de entenderlo desde un punto de vista lógico y esto es algo que resiste toda lógica. De todas formas resulta frustrante encontrar algo que parece simplemente obstinado en no dejarse entender. No tiene explicación. No tiene razón de ser. No tiene sentido. Sin embargo existe, me veo forzado a enfrentarlo cuando menos lo imagino, y posiblemente lo seguiré enfrentando (y seguiré sintiéndome frustrado ante este hecho) por el resto de mi vida. Y cada vez que parece que estoy ya a punto de entenderlo, surge algo que lo vuelve a hacer inentendible, inexplicable, inexpugnable, como si estuviese rodeado de una barrera infranqueable. Un acertijo insoluble que, al parecer, forma parte de la naturaleza humana. Será acaso que algunas cosas están destinadas a permanecer por siempre fuera de nuestro alcance, más allá de todo intento por llegar siquiera a entenderlas.
sábado, 20 de junio de 2009
#114
Empiezo a odiar estos interludios inesperados. Es decir, una cosa es no publicar porque me olvidé, o que Google tenga hipo y los posteos no aparezcan hasta el día siguiente o un par de días después, pero otra cosa muy distinta es cuando realmente quiero escribir algo y todo conspira para que no tenga el tiempo o el medio para hacerlo. Estos días han sido complicados porque con mi viejo en el hospital y mi vieja quedándose con él casi todos los días, tuve que hacerme cargo de la casa al volver del trabajo por las noches, y eso no me dejaba el tiempo suficiente como para escribir. No es que me tome demasiado tiempo escribir (este posteo posiblemente esté terminado en menos de quince minutos), pero la preocupación y el estrés no me dejaban ordenarme lo suficiente como para producir un párrafo siquiera mediamente decente. Ahora todo ha vuelto a la normalidad, al menos hasta que algo vuelva a evitar que pase tiempo delante de Alexiel. Por eso, y como medida temporal hasta que pueda costear una laptop o al menos una netbook, he instalado Portable Apps en mi siempre confiable DataTraveler y al menos ya tengo algo en que escribir cuando estoy fuera de la casa pero cerca de una PC. El problema sigue siendo ese periodo de dos horas en camino de regreso a casa. Me he acostumbrado a ponerme los audífonos y dormir en ese tiempo, pero es porque no hay nada más que hacer. En fin, ya veremos qué se puede hacer más adelante.
Tercer Interludio - Involuntario
Y nuevamente me he visto forzado a interrumpir el ritmo de publicación. Durante estos días que mi viejo estuvo en el hospital me he tenido que hacer cargo de la casa por las noches (mi hermano no es de gran ayuda) y eso realmente no me ha dejado tiempo más que para revisar mi correo y hacer algunas cosas en Facebook. Ahora que papá está de regreso en casa espero que las cosas finalmente vuelvan a la normalidad y poder escribir todos los días como me propuse al empezar este blog.
Dentro de un rato subiré el posteo del día.
jueves, 4 de junio de 2009
#113
Una vez más camino bajo la ligera llovizna de la noche limeña, cuando siento que alguien me observa desde alguna parte del jardín a mi izquierda. Me detengo, giro la cabeza y puedo ver varios arbustos, algunas piedras grandes que supongo sirven de decoración para el grass, un árbol y algunas flores que crecen al lado de los escalones de la entrada de esta casa a la cual no había prestado mayor atención hasta ahora. Aún siento la mirada posada sobre mí, aunque no puedo ubicarla. No hay nadie en las ventanas ni en el pequeño balcón del segundo piso. Me paro de frente a la casa para ver mejor, y mientras la recorro con la mirada de un extremo a otro capto un ligero movimiento en el rabillo del ojo derecho. Me sobresalto. Las veces que esa clase de cosas han sucedido no han sido muy agradables. Mis músculos se tensan por instinto, aunque eso no sirva de mucho si las cosas van por el camino por el que fueron antes. Entonces escucho el maullido. Dirijo la mirada en dirección al origen del sonido casi sin pensarlo, acostumbrado a ubicar a mis gatos por sus maullidos durante años. Al lado de un arbusto, oculto por una sombra proyectada caprichosamente sobre el primer escalón de la entrada, un pequeño y regordete gato siamés me mira con curiosidad e inclina la cabeza hacia un lado. Me pregunto qué lo habrá llevado a maullar para llamar mi atención. Le sonrío y sigo mi camino recordando la época en que mis gatos me esperaban en la ventana de mi habitación al volver de clases.
miércoles, 3 de junio de 2009
#112
Camino entre la ligera lluvia de una noche de otoño que parece prometer un invierno bastante interesante este año, al menos para los que preferimos el frío. No es que me oponga al calor, es sólo que prefiero climas más bien fríos, de preferencia grises. Siempre he sentido que hay pocas cosas que se puedan comparar a la sensación que produce tomar una taza de café caliente mientras veo la lluvia al otro lado de la ventana, y mejor aún si es un sábado por la mañana después de una semana de trabajo. Es una imagen melancólica, pero para mí siempre ha sido la mejor forma de empezar un fin de semana. Nada mejor para estimular la creatividad. Ahora que lo pienso bien, la mayor parte de las cosas que he producido hasta ahora, sean dibujos, historias o aventuras de Dungeons & Dragons, las he producido durante los meses de otoño e invierno. Es como si la creatividad disminuyera mientras se acerca el verano.
Caminar entre la neblina o bajo una ligera llovizna en la noche, viendo las luces de la ciudad reflejándose en los pequeños charcos y distorsionándose en la humedad del ambiente me produce una sensación de bienestar que realmente no puedo encontrar en el verano (salvo en las noches en que hay neblina, o en medio de las infrecuentes garúas de verano). Me pierdo en mis pensamientos mientras meto las manos en los bolsillos y siento un par de gotas de lluvia escurrirse por el borde de la capucha y salpicar mi frente. Me siento bien.
domingo, 31 de mayo de 2009
Segundo interludio
El domingo pasado me propuse escribir en este blog todos los días costase lo que costase, aunque tuviera que dormir apenas un par de horas diarias (después de todo siempre puedo aprovechar para dormir un rato en la oficina cuando las cosas se ponen lentas). Y realmente tenía toda la intención de hacerlo, incluso empecé a llevar conmigo un cuaderno para hacer los borradores en la oficina y en el carro. El martes por la noche me sentí bastante cansado y pensé irme a dormir y simplemente dar el posteo como perdido y olvidar el asunto hasta la noche del miércoles. Mi cuerpo no pensó lo mismo.
En la madrugada del miércoles empecé a sentirme realmente mal, una de esas situaciones en que el estómago se declara en huelga y el mundo se pone de cabeza hasta nuevo aviso. Después de una inyección y una serie de pastillas me sentía mejor, pero apenas podía mantenerme consciente. Una de las pastillas era un relajante para ayudar a estabilizar mi sistema, lo cual es bastante bueno, pero la sensación de adormecimiento no es tan bienvenida cuando quieres hacer otras cosas además de dormir. Así he pasado los últimos días, y por eso no he podido escribir nada aquí ni en ningún otro lugar.
Por cierto, Windows se había declarado en huelga el lunes por la noche y me vi obligado a instalar Ubuntu para poder hacer un backup de Alexiel. Ayer por la tarde, después de varios intentos cautelosos, finalmente he logrado instalar Ubuntu al lado de Windows y parecen estarse llevando bien. Esperamos que sigan así.
lunes, 25 de mayo de 2009
#111
Ayer noté que los posteos han estado apareciendo fuera de fecha nuevamente. Me pregunto si los servidores de Google estarán con hipo de nuevo. En fin.
Este fin de semana fue feriado en Estados Unidos, y por suerte mi trabajo depende tanto del calendario local como del calendario gringo, así que tuve un fin de semana largo que se extendió hasta hoy. Pensé aprovechar para poner en orden algunas cosas, hacer una copia de seguridad y limpiar un poco a Alexiel, además de pasar un rato con Fani (que la final terminó convertido en un mal rato por culpa de mi hermano). Al final, el sábado se me pasó demasiado rápido mientras leía los correos y noticias atrasados de toda la semana y conversar con Fani, así que tuve que dejar todo lo demás para el domingo.
Algunas veces me da la impresión de que el tiempo fuera incluso más corto durante el fin de semana, incluso durante los feriados largos, porque al final todo ese tiempo libre no alcanza para casi nada. Siempre me resultará interesante la forma en que los humanos percibimos el paso del tiempo, la forma en que el tiempo se vuelve relativo a pesar de ser una constante universal. Y lo que más me fascina del tiempo es la forma en que siempre resulta corto cuando uno trata de hacer que dure lo más posible. De alguna forma es como si el tiempo mismo se empecinase en pasar más rápido cuando necesitamos que demore en pasar. Relatividad que le dicen.
viernes, 22 de mayo de 2009
#110
Otra semana que termina y al menos he podido mantener el ritmo de los posteos en este blog. Espero realmente poder establecer un ritmo que me permita seguir escribiendo sin sacrificar el tiempo de sueño. Vuelve a mi mente la idea de que tener una laptop me ayudaría con eso, pero le hecho de haber pagado una de las cuentas de este mes y ver que mis cuenta bancaria esta prácticamente por los suelos (y que seguirán estándolo por al menos un mes más), me hace pensar que la posibilidad de comprar una laptop está aún más o menos lejana, al menos hasta que la situación se estabilice lo suficiente como para arriesgarme a comprarla en plazos.
Mientras tanto, he pensado retomar la vieja costumbre de tomar notas en un cuaderno para después convertirlas en un posteo al llegar al estudio en la noche. Eso me ayudaría a tener siquiera una idea de lo que voy a escribir, en lugar de sentarme frente al monitor y empezar a darle vueltas y vueltas a las cosas que pasaron en el día, en busca de algo que pueda convertirse en un posteo. Tomar notas es una costumbre que adquirí en la universidad, cuando escribía un blog acerca de mi vida sentimental, y solía escribir bastante durante las clases más aburridas, aunque al final opté por escribir directamente en la computadora para que el proceso fuese más fluido. Ahora me veo obligado a volver a hacer borradores en un cuaderno, al menos hasta que pueda costear la laptop.
jueves, 21 de mayo de 2009
#109
Me siento bastante agotado hoy, lo cual es raro pues anoche dormí bastante bien. Hoy ha sido uno de esos días en que he seguido adelante sólo por acción de la cafeína y el chocolate en mi sistema. Normalmente eso sucede por las tardes, después del almuerzo, cuando el adormecimiento producto de la digestión se suma a la natural flojera y el sueño atrasado de los días anteriores.
He descubierto en las últimas semanas que el adormecimiento de la tarde me ayuda concentrarme en la lectura, de modo que he terminado ya de leer Dragons Of Winter Night y he avanzado alrededor de sesenta paginas de Dragons Of Spring Dawning, lo que significa que posiblemente pueda terminar de leerlo para el final de la próxima semana y que quizás termine con las otras dos trilogías en los próximos dos meses. Eso significa que debo hacer otro pedido de libros a mediados o fines del próximo mes, para estar seguro de tenerlos a tiempo para no interrumpir la costumbre. Esta vez mi pedido estará más bien orientado hacia la ciencia ficción, con algunos libros de Heinlein que he querido leer desde hace unos años. Posiblemente añada también un par de libros de Lovecraft, ya que sólo lo he leído en español hasta el momento y me intriga saber cómo se siente leer las historias de Cthulhu en inglés. Así pues, mi pequeña biblioteca crecería a mediados del próximo mes para poder darle buen uso a las horas de somnolencia de la tarde en el trabajo.
miércoles, 20 de mayo de 2009
#108
Subo a la azotea de la casa para contemplar la ciudad y respirar un poco antes de ir a dormir. No es algo que haga con frecuencia, pero de pronto sentí ganas de subir esta noche. Observo la gruesa línea de nubes en el horizonte, apenas visible por encima de la densa neblina que empieza a cubrir la ciudad. El viento arremolina el banco de neblina a mi alrededor y me envuelve, trayendo nuevamente los fantasmas que creí haber desterrado hace una semana. Había olvidado por completo que aún quedaba magia remanente aquí arriba, lejos del mundo. Es curioso. Debería haber también algo de eso en el resto de la casa, sobre todo en el estudio, pero no lo he sentido hasta ahora. Claro que es probable que el hecho de pasar mucho tiempo ahí haya terminado por convertir esa magia remanente en algo tan familiar que ya no trae esos fantasmas. O será que de alguna forma espero que esa energía no desaparezca y la acepto y paso por alto los fantasmas que habitan allí. Un par de cigarrillos, algo de whiskey y unas horas de sueño deberían ser un buen hechizo para alejarlos a todos de una buena vez. Tengo que ir a trabajar dentro de siete horas, así que tengo tiempo suficiente para hacerlo y continuar con mi vida como si nada hubiese pasado. O al menos sin dar señales obvias de que algo realmente sucedió durante la noche. Una buena dosis de café por la mañana completará el hechizo.
martes, 19 de mayo de 2009
#107
Y bueno, nuevamente parece que el tiempo no alcanzase para nada por mucho que me esfuerce en hacer las cosas en cuanto llego a casa cada noche. Supongo que después de todo no puedo hacer todas las cosas que quiero hacer en el poco tiempo que tengo disponible, y tendré que empezar a reorganizar un poco mi escaso tiempo libre. Mientras tanto, sigo considerando (cada vez más seriamente) la posibilidad de comprar una laptop para poder escribir en el bus y simplemente postear al llegar a la casa, lo cual además me daría la posibilidad de avanzar otros proyectos que por el momento están algo relegados justamente por la falta de tiempo. Además sería una buena excusa para tener un sistema que funcione únicamente bajo Ubuntu, lo cual me forzaría a familiarizarme de una buena vez con Linux. Eso también implicaría conseguir un router inalámbrico para tener conectividad en toda la casa y poder postear desde mi cuarto o desde el comedor sin tener que estar moviendo los cables del estudio… lo cual dejaría abierta la posibilidad de convertir el disco duro externo en un servidor de archivos para mantener una copia de seguridad actualizada de las cosas que escriba en la laptop, que se convertiría básicamente en la computadora de trabajo de lunes a jueves, salvo cuando tenga que hacer algo que requiera la potencia de Alexiel. Aumentar la productividad siempre es la mejor excusa para agregar un par de nuevos juguetes tecnológicos a lo que Micky ha decidido llamar "La Baticueva".
lunes, 18 de mayo de 2009
#106
El mundo sigue dando vueltas sin que nos demos cuenta. Mientras por aquí las cosas se iban al cuerno y yo me veía obligado a enfrentar mis fantasmas en la neblina nocturna, a miles de kilómetros de distancia una de las personas más sinceras que he conocido daba a luz a su primer hijo.
Es extraña la forma en que las cosas cambian con el paso del tiempo, la forma en que las distancias se hacen cada vez más grandes o más cortas pero no dejan de ser distancias al fin y al cabo. Extraña la forma en que las personas pueden seguir estando cerca a pesar de que estén al otro lado del mundo. Extraña también la forma en que las personas pueden alejarse aunque estén cerca una de la otra. Hay algo de mágico en todo eso. Es como la magia de los recuerdos en la neblina y las brumas del sueño, una suerte de magia que proviene de la energía que queda impregnada en nosotros mismos a medida que pasamos tiempo con personas que son importantes para nosotros de una forma un otra. Algunas veces las energías se impregnan tanto que podemos sentir indicios de las cosas que afectan a esas otras personas. Hubo un tiempo en que podía sentir los cambios en su energía, pero ahora estuve tan concentrado en mis problemas y mis fantasmas que este cambio importante pasó desapercibido. El mundo ha cambiado, pero algunas cosas seguirán siendo las mismas para siempre.
Felicidades Joha. Bienvenido, Noah Robert.
domingo, 17 de mayo de 2009
#105
El domingo pasado me vi obligado a reinstalar Windows XP después de comprobar que la instalación de Ubuntu lo había vuelto demasiado lento. Luego Ubuntu se resistió firmemente a ser desalojado del sistema, así que tras varios intentos fallidos de encontrar una solución, me vi forzado a formatear ambos discos duros para eliminar por completo todo rastro de ambos sistemas operativos y empezar prácticamente desde cero. Digo prácticamente porque pude hacer una copia de seguridad de todas las cosas importantes, de modo que sólo quedaba volver a instalar todos los programas y copiar todos los documentos en su lugar para que Alexiel volviese a estar en plena forma una vez más. Claro que decirlo es mucho más fácil que hacerlo, porque es un proceso bastante tedioso debido a la cantidad de cosas que Alexiel tiene encima. El asunto empieza por instalar los drivers del procesador y la placa, sigue con la tarjeta de video, el monitor, las lectoras, luego hay que configurar la red e instalar la impresora, el scanner, los discos duros externos, los antivirus y antispyware, la tableta, y así sucesivamente, y luego actualizar todos los drivers que puedan haber quedado desfasados. Instalar los programas es una de las partes más tediosas, pues algunos pueden demorar hasta media hora en instalarse, y hay que reiniciar el sistema a cada rato.
Y en eso me he pasado casi todas las noches de la semana y no he podido darme un momento para escribir algo. Digo casi todas las noches porque la noche del viernes fui al concierto de MIsfits y la noche del sábado finalmente pude dormir.
Interludio
Una semana entera sin escribir nada aquí, y sucedió sin querer. Dentro de un par de horas tendré listo el posteo de hoy, y ahí explicaré por qué no he escrito nada en toda la semana. Espero poder recuperar el ritmo en esta semana que recién empieza.
sábado, 9 de mayo de 2009
#104
Anoche, después de muchas lunas, decidí ir al cine solo. En realidad lo decidí el lunes por la mañana, de cara a la nueva forma que había tomado el mundo. Nunca me ha gustado la idea de ir al cine solo, pues para mí se trata de una experiencia social, un evento que debe ser celebrado en un grupo de al menos dos personas. Sin embargo, esperar hasta que se volviese a presentar la oportunidad de no ir solo al cine habría significado quedarme sin ver esta película que había estado esperando por meses. Así las cosas, sólo quedaba una opción. Tomada ya la decisión y hechos todos los preparativos (dinero en la billetera suficiente para entrada y canchita, anteojos limpios para no perder detalle, visita rápida al baño para dejar la vejiga lista para las ingentes cantidades de gaseosa que vendrían junto con la canchita), salí disparado del edificio al final de mi turno y caminé hasta el cine para evitar el tráfico y tener tiempo de comprar algunas cosas antes de la función. Al llegar me di con la sorpresa de que la función empezaba en menos de diez minutos, pero afortunadamente la siguiente función no empezaba hasta dentro de casi una hora, lo cual me dejaba tiempo más que suficiente para llamar por teléfono a casa y avisar de la demora, además de una llamada adicional que había querido hacer desde la mañana. Tras colgar el teléfono después de la segunda llamada, entré al supermercado a comprar mantequilla de maní y Nutella para abastecer la despensa y darle un poco de variedad al desayuno, y cigarrillos para las caminatas nocturnas hasta de regreso a casa. Hacer fila con la mochila precariamente colgada sobre un hombro mientras sostengo la caja de canchita en una mano y el gigantesco vaso de gaseosa en la otra no fue nada agradable. Claro que cuando la película estaba casi por la mitad me invadió la sensación de que el esfuerzo no había sido en vano. Las reacciones que veía a mi alrededor con el rabillo del ojo me indicaban que no era sólo una idea mía. Al terminar la función vi las expresiones de satisfacción en las personas que pasaban a mi lado mientras salíamos de la sala. Afuera, la noche era más bien fría y el tráfico era realmente tóxico.
De camino a casa repasaba en mi mente casi todas las escenas, tratando de recordar los diálogos al pie de la letra, fascinado por la experiencia vivida. De todas formas me queda una ligera sensación insípida en el fondo de la lengua, pero no por la gaseosa, ni por la canchita, mucho menos por la película. Es por haber visto la película solo. Si tan sólo hubiese tenido con quién compartirla. El humo del cigarrillo llena mis pulmones y me distrae lo suficiente como para que esa sensación quede oculta detrás de el sabor amargo del humo y el banco de neblina en el que me interno ahora. Larga vida y prosperidad.
jueves, 7 de mayo de 2009
#103
El día ha pasado en medio de una cierta somnolencia que se niega a ceder ante el café. Hace unos días también la tuve, y la solución fue dormir por varias horas para poder recuperar energías suficientes para poder seguir adelante. He intentado por todos los medios, pero nada parece ser lo suficientemente bueno para mantenerme plenamente consciente. Es más, acabo de quedarme dormido por varios segundos mientras trataba de terminar esta línea. Los ojos se me cierran sin que pueda hacer nada para impedirlo. Mis manos están ligeramente adormecidas, lo cual he notado que siempre me sucede cuando llevo ya demasiadas horas despierto. Si bien he aprendido a aprovechar los minutos en el bus para dormir siquiera un par de horas extra, pero al final casi siempre estoy tan cansado que ya no creo que eso me esté ayudando en algo. Esta semana realmente está siendo muy mala en cuanto a las horas de sueño, y me molesta saber cuál es la razón. Odio esa razón. Más bien odio que la razón sea esa y no otra. De pronto mi cabeza pesa más de una tonelada y mi cuellos ya no puede sostenerla. Los párpados parecen de plomo. El resto de mi cuerpo ha perdido casi por competo cualquier sensación de tiempo y espacio, como si todo no fuera más que un juego Ya está. Ya fue demasiado esfuerzo por esta noche. Apagaré las luces en un instante más. Hora de dormir, con un poco de suerte las cosas serán diferentes mañana.
miércoles, 6 de mayo de 2009
#102
martes, 5 de mayo de 2009
#101
lunes, 4 de mayo de 2009
#100
domingo, 3 de mayo de 2009
#99
Hace un par de semanas empecé a considerar la posibilidad de estudiar algún curso libre en un instituto, más que nada por los certificados, y teniendo en cuenta que ahora mis sábados están libres, aprender Linux es una buena excusa para empezar. Un curso de Photoshop tampoco me vendría mal, tanto por la certificación como porque lo poco que sé lo he aprendido por prueba y error, y estoy seguro de que hay muchas cosas que estoy pasando por alto de esa forma. Y los certificados nunca están de más.
sábado, 2 de mayo de 2009
#98
Hablando justamente de esa falta de tiempo, la posibilidad de levantar el sistema de forma casi inmediata me ha atraído hacia Linux, específicamente hacia Ubuntu. Ayer por la noche, cuando ya estuve sólo en el estudio, decidí descargar el .iso del CD de instalación del Ubuntu Jaunty Jackalope, porque sentí curiosidad por un sistema operativo que levantase en más o menos la quinta parte del tiempo que le toma a mi Windows XP tener un escritorio totalmente utilizable. Ahora sólo me queda instalarlo y aprender a usarlo para ver si realmente me permite ser un poco más productivo durante la semana. Espero también que instalar Ubuntu no me de problemas con Windows, y que si llegasen a haber problemas no sean realmente serios.
viernes, 1 de mayo de 2009
#97
Al día siguiente la mañana empezó bien con una taza de café caliente y un chequeo rápido para estar seguro de tener todo lo necesario. Micky llegó poco después, y empezamos a revisar la netbook. Tras varios intentos frustrados de restaurar el sistema, descubrimos que se trataba de un malware que no nos permitiría hacer mucho a menos que lo pudiéramos eliminar. Un par de horas más tarde era ya bastante obvio que Micky tendría que quedarse a almorzar, pues no podíamos dar con una solución que no pasara por formatearla y empezar desde cero con una instalación fresca de Windows XP. Ubuntu apareció de pronto como una buena posibilidad para reducir el tiempo que demora en levantar, pero descargar el instalador demoraría demasiado.
Agotados ya, bajamos a almorzar y a ver un poco de televisión mientras se completaba una copia de seguridad de la netbook, aunque la posibilidad de volver a infectarla no me convencía para nada. La tarde se convirtió en noche y enfrentábamos ahora el hecho incomprensible de que la netbook se resistiera a completar la instalación. ¿Derrotados por una computadora? Al parecer sí. Al menos por ahora. Una cerveza y una sesión de Play Station servirán para refrescar un poco y ventilar la tensión.
jueves, 30 de abril de 2009
#96
miércoles, 29 de abril de 2009
#95
El cielo se abre oscuro y nublado, una noche sin viento ni estrellas, como si fuese la amenaza constante de una lluvia que nunca llega a desatarse. A mi alrededor la gente no parece notarlo. Quizás sea algo que sólo me afecta a mi, quizás algún evento reciente está produciendo este efecto sobre mi. Quizás sea sólo mi imaginación.
Sea como sea, no se ve una sola estrella en el cielo, pero la luna se deja ver entre las nubes, como si fuera un sonrisa en medio de la noche, con un leve halo alrededor que le da una cierta belleza espectral. La voz en el teléfono es dulce y trae calma y una siempre apreciada sensación de bienestar, pero desaparece muy pronto. Camino por las calles de una ciudad que aparece nueva ante mis ojos esta noche. Escucho las voces de dos nuevos amigos, y una parte de mi responde de forma casi involuntaria, mientras el resto de mi sigue recorriendo paso a paso cada uno de los diversos caminos a casa que he descubierto con el tiempo. En mi mente aparecen cada una de las hojas de cada árbol, las rajaduras de la vereda, los ladrillos de las paredes, las tejas de los techos, las líneas en el asfalto, las señales de tránsito, los postes de luz, la posición de la luna en cada una de esas noches. Me embarga de pronto una sensación de vacío y me doy cuenta de que debo haberme despedido de mis amigos hace varios minutos y que ahora estoy solo, de pie frente a un parque, esperando el bus. Esta será una noche extraña.
martes, 28 de abril de 2009
#94
Y en medio del pánico mundial por la gripe porcina (o gripe norteamericana como le están diciendo ahora, supongo que los chanchos se quejaron por la mala fama que les están haciendo), simplemente me olvidé de escribir ayer. Esta vez no hay absolutamente nada que justifique la falta de posteo. Fue simplemente un error humano, una falta de concentración. Estuve viendo las noticias y leyendo todo lo que pude para saber qué cuernos hacer en caso de resultar infectado o de tener que cuidar a un infectado, y en general saber cómo sobrevivir a esta nueva peste, y después simplemente me cepillé los dientes y me fui a dormir no el sueño de los justos sino el sueño de los agotados. Recién esta mañana cuando estaba preparando mi dosis de café de todos los días en el trabajo, me di cuenta de que había olvidado escribir algo. Supongo que eventualmente iba a ocurrir algo así, igual que cabe la posibilidad de que un día esté súper distraído y termine posteando dos veces.
Mientras tanto, al fin terminé de leer la primera novela de Dragonlance Chronicles (sí, la que empecé a leer hace más de dos meses), principalmente porque no había nada que hacer en la oficina. Ahora he empezado con el segundo libro, y teniendo en cuenta que el nivel de actividad va a seguir siendo casi el mismo por un tiempo más, posiblemente lo termine mucho más rápido. Tener que viajar, luego pasar un buen rato a la espera de que haya algo que hacer en la oficina, y al final del día volver a viajar puede resultar agotador pero al menos deja bastante tiempo para leer, aunque no para muchas otras cosas. Por cierto, esta noche en el camino ocurrió algo realmente memorable que prefiero postear en mi otro blog, más que nada porque el estilo de la narración va más con el estilo general de ese blog y no tanto con el de este. Como sea, empiezo a acostumbrarme mejor a la nueva rutina y la menor cantidad de horas de sueño cinco días a la semana. He recuperado la vieja costumbre de dormir todo lo que pueda en los buses, lo que me recuerda a algunas cosas que he leído sobre la forma en que los soldados, sobre todo los que están en zonas de conflicto, se acostumbran a comer y dormir en prácticamente cualquier lugar aunque sea por cinco minutos, para recuperar siquiera algo de energía y poder seguir adelante.
Acaba de llegar un mail de un amigo, con una propuesta para un posible negocio, pero el asunto es que por ahora no tengo fondos que pueda arriesgar… demonios, casi no tengo fondos para nada que no sea sobrevivir hasta que pueda volver a estabilizar mi situación financiera, mucho menos para arriesgar, pero de todas formas la idea no deja de ser buena. Tendré que pensar un poco al respecto los próximos días y el fin de semana hablaré con quien propuso la idea en primer lugar. En fin.
domingo, 26 de abril de 2009
#93
Mientras empiezo a disfrutar el exquisito pollo al horno de mamá y me sirvo un poco más de ensalada, me asalta de pronto la sensación de que en alguna parte está ocurriendo algo que de una forma u otra me va a afectar. Trato de ignorar la sensación sepultándola bajo otros pensamientos mientras me llevo un trozo más de pollo a la boca y veo en la televisión el partido de fútbol, igual que casi todos los domingos. Media hora más tarde he terminado de almorzar y me sirvo un vaso de chicha morada apenas tibia, el complemento perfecto para un almuerzo delicioso, y de pronto siento que el celular empieza a vibrar en mi bolsillo derecho, el timbre me indica que es alguien bastante cercano. Tengo la sensación de que esto es lo que había sentido hace un rato.
Aló. Terminando de almorzar. No, no hay problema, ¿qué fue? Bueno, nunca me ha pasado. ¿Probaste en el modo a prueba de fallas? Ya, entonces puede ser un driver. Tal vez si restauras el sistema, es como retroceder el tiempo hasta la última vez que funcionó bien. Claro, eso podría servir, por si acaso ten a la mano el disco de instalación porque puede ser que necesites una instalación fresca para solucionarlo. Ya pues, cualquier cosa me mandas un mail.
La netbook de Micky se había declarado en huelga hacía cosa de una hora y necesitaba mi ayuda. Algunas veces me da miedo tener esas corazonadas, pero al menos esta vez no fue nada serio.
sábado, 25 de abril de 2009
#92
Algunas veces no hay nada más productivo que una buena noche de sueño. Normalmente mis costumbres son más bien nocturnas, caracterizados por las noches enteras dedicadas a alguno de mis hábitos geek como los juegos de video, Dungeons and Dragons, o algún libro o comic que leo compulsivamente, pero esta semana me vi obligado a cambiar las costumbres para poder adaptarme al trabajo, y al menos hasta ahora está valiendo la pena, aunque aún siento la tentación de quedarme despierto toda la noche leyendo comics aunque por la mañana no pueda abrir los ojos y termine quedándome dormido en la oficina. Después de haber dormido casi diez horas, me siento mejor que nunca, como si no hubiera estado durmiendo poco durante la semana. Nada como pasar el día entero jugando con la PC y leyendo los comics que no leí durante la semana, para completar el descanso. Incluso pagar las cuentas pendientes (y darme cuenta que cada vez estoy más cerca de agotar mi plan de supervivencia) han sido algunos detalles perdidos en medio de una tranquila mañana con una taza caliente de café y una tarde dedicada a ayudar a mamá a preparar algunos dulces. Claro que las cosas serían aún mejores si a mi suegra no se le hubiese ocurrido dejar a Fani abandonada en la casa y no avisar a qué hora regresa, así que la salida a comer se ha convertido más bien en un posible pedido de comida y una cena en casa. Sea como sea, de todas formas habrá valido la pena.
viernes, 24 de abril de 2009
#91
A medias despierto observo el tráfico a través de la ventana y las hileras de luces rojas parecen formar una procesión que no avanza. Cierro los ojos y abrazo mi mochila, con la extraña esperanza de que eso haga que el tráfico empiece a avanzar a una velocidad siquiera cercana a lo que debería ser normal, pero al parecer el único efecto que consigo es acelerar el paso del tiempo, pues al abrir los ojos han pasado cinco minutos en un instante y aún sigo en el mismo lugar. Normalmente el tráfico es lento, pero los viernes por la mañana se convierte en una hilera interminable de vehículos prácticamente estacionados en las calles, todos a la espera de una oportunidad para quitarle el lugar al vehículo de al lado y estacionarse un poco más adelante. Me inclino hacia la ventana para tratar de ver el principio de la fila, y todo lo que veo es que la procesión congelada en el tiempo y el espacio se extiende hasta el horizonte. Algunos metros más adelante, dos policías de tránsito toman café mientras recorren la hilera de vehículos con una mirada cuya expresión no parece de indiferencia sino de resignada frustración. Algunos minutos después la hilera de luces finalmente avanza una docena de metros para volver a detenerse. Ahora estoy casi frente a los policías que toman café. Parecen notar que los observo y por alguna razón me saludan con la cabeza. Les devuelvo el saludo y señalo el tráfico con una media sonrisa. Sonríen a medias y se encogen de hombros. Así es los viernes por la mañana pues, qué se le va a hacer.
jueves, 23 de abril de 2009
#90
A lo largo del día he tenido la sensación de estar aún adormilado, como si mi cuerpo se resistiera a despertar del todo, y supongo que tiene algo que ver con el hecho de haber dormido un poco menos que de costumbre. La razón de la falta de sueño aún escapa a mi comprensión. De pronto desperté en medio de la noche (más bien de la madrugada) y no pude volver al ansiado coma en varios minutos, y sólo pude quedar inconsciente durante un par de horas antes de volver a despertar sin motivo aparente. Tal vez haya sido el calor, o quizás algún mosquito me despertó, o tal vez fuese que mi suegra dijo más tarde te llamo y no volvió a llamar, pero cualquiera haya sido la razón, el resultado fue una cierta somnolencia que no llegó a desaparecer por completo con las dos tazas de café que tomé ni bien entré a la oficina, ni con el almuerzo, ni con la taza de café que vino después del almuerzo. Incluso con toda esa sobrecarga de cafeína mi cuerpo sigue estando ligeramente adormilado, aunque mi cerebro continúa a velocidad normal como si nada hubiese pasado. Se supone que ahora puedo dormir una hora más, pero en realidad no lo estoy aprovechando como debería y termino medio dormido el resto del día. Espero que la taza de leche caliente que me acabo de tomar, y la somnolencia irresuelta que he venido arrastrando durante el día me ayude a dormir mejor esta noche.
miércoles, 22 de abril de 2009
#89
Y nuevamente se acerca el fin de mes, y con él llega la época de pagar las cuentas de la casa, y finalmente parece que he llegado al límite de mis previsiones, lo cual no es realmente una sorpresa, pues alcanzo a pagar las cuentas de mayo y recién tengo que preocuparme por las de junio. La previsión original era llegar hasta las cuentas de junio y recién preocuparme en julio, pero el haber comprado la nueva fuente de poder de Alexiel consumió casi por completo uno de los meses previstos, y algunos gastos imprevistos terminaron de consumir el resto. De todas formas, aún no me he visto obligado a tocar los ahorros, y al parecer no tendré que tocarlos en absoluto, lo cual es perfecto para mis planes al futuro no tan lejano. Mientras tanto, he empezado ya a hacer algunos cálculos con los ingresos del nuevo trabajo, sólo para tener un plan de contingencia ante cualquier imprevisto. Tengo la costumbre de hacer un presupuesto mensual que incluye los gastos de la casa (tanto los necesarios como los más o menos superfluos), la cantidad que debo ahorrar, y finalmente un margen para otros gastos como salidas, libros y gustitos. Al principio era una hoja de papel con varios garabatos, y de pronto se convirtió en una hoja de cálculo con algunas fórmulas que Micky me ayudó a poner para simplificarme la vida. Algunas veces me sorprendo cuando hago cosas como esta, y me pregunto en qué momento fue que me volví adulto.
martes, 21 de abril de 2009
#88
Y bueno, los posteos que correspondían al domingo y al lunes recién han sido publicados hoy por la sencilla razón de que estaba completamente seguro de haberlos posteado antes de ir a dormir. Claro que recién me di cuenta de eso al llegar al trabajo hoy por la mañana, cuando ya no había nada que hacer.
Los últimos días (es decir, ayer y hoy) he estado de regreso en la vida laboral estable con hora de entrada y salida, lo cual me ha llevado a pasar la mayor parte del tiempo fuera de la casa y lejos de Alexiel y Bethany. Eso debería ser bueno no sólo porque me obliga a salir de la casa, socializar, y en general dejar de estar encerrado en el estudio, pero resulta un poco incómodo porque ahora es más difícil cumplir con el propósito de las doscientas cincuenta palabras al día, y no por falta de algo que escribir, por cierto, sino por la falta de tiempo y las confusiones generadas por el hecho de tener que irme a dormir a una hora bastante distinta a la habitual. Esto me lleva a acariciar la idea de comprar una laptop en el futuro cercano (o tal vez una netbook con Linux porque son más costeables y fáciles de transportar), y agregarle un modem para internet móvil, pero la cobertura es tan limitada que al final no parece ser una idea muy práctica, aunque sí bastante acariciable, siquiera por la oportunidad de escribir en el bus antes de llegar a casa. Mientras tanto, seguiré garrapateando líneas en un cuaderno para luego transcribirlas al llegar a casa.
#87
Nota: Este posteo se quedó sin publicar ayer debido a ciertas demoras imprevistas pero entretenidas.
Hace más de un mes empecé a leer una novela de espada y brujería, y aunque devoré más de doscientas páginas en alrededor de una semana, a partir de ahí he estado avanzando a la espeluznante velocidad de una menos de una página por día. Algunas veces me dejo llevar por una suerte de compulsión lectora que me hace leer sin parar durante horas y horas, y puedo incluso pasarme la noche en vela para poder llegar al final de una historia, pero otras veces esa compulsión se estrella con una sensación de rechazo a la idea de que el libro ya se va a terminar. Sé que eso le pasa a muchas otras personas (al menos a muchas que conozco), pero pocas veces puede llegar al extremo al que ha llegado esta vez. Cada día siento el impulso de terminar de leer este libro, pero después de avanzar un párrafo o dos me asalta la inminencia de estar llegando al desenlace de la historia y lo dejo para después, incluso sabiendo que no es aún el desenlace sino la primera parte de una trilogía, y que debo terminar de leer los tres libros antes de agregar más a la pila para leer después, que por cierto ya cuenta con dos libros más que no forman parte de la trilogía. Supongo que puedo aprovechar los ratos libres del trabajo para leer, y combatir el aburrimiento puede ser un buen incentivo para llegar al final de esta novela de una vez por todas.
#86
Nota: Este posteo se quedó sin publicar el domingo debido a una serie de confusiones.
Y bueno, el fin de semana se pasó entre tos, medicinas, un par de horas con la guitarra, llamadas telefónicas interrumpidas por breves ataques de tos y la lamentable ausencia de Fani por razones ajenas al control de ambos. Al menos me dio la oportunidad de avanzar un par de juegos que había dejado por mitad en la PC, además de pulir un poco mis power chords y hacer el intento de aumentar más la velocidad de mi mano derecha… lo cual, por cierto, añadió a los malestares del fin de semana una leve sensación de ardor en el antebrazo derecho.
Un amigo mío me dijo que muchas veces los dedos se aprenden los acordes antes de que el cerebro termine de asimilarlos, como si el subconsciente o el instinto se apropiasen de los acordes antes de que el lado consciente los pueda procesar apropiadamente. Eso lleva a situaciones en las que puedes posicionar tus dedos sobre las cuerdas en los lugares correctos sin darte cuenta de lo que estás haciendo, pero cuando tratas de hacerlo como parte de una canción o una sesión de práctica, simplemente no puedes ubicar los lugares correctos. Supongo que estoy pasando por algo de eso desde hace un par de semanas, y la solución que me dio mi amigo (que por cierto es un excelente guitarrista) es simplemente dejar de preocuparme y tomar las cosas con calma, volviendo a practicar desde el principio para estar seguro de estar asimilando todo. Sólo espero tener el tiempo suficiente en la semana para poder hacerlo.
sábado, 18 de abril de 2009
#85
Me voy a dormir con una ligera comezón en la garganta y a la mañana siguiente amanezco un poco ronco y con una leve comezón al fondo de la garganta. Hablo por teléfono con Fani durante unos minutos y de pronto siento que la comezón empieza a convertirse en la necesidad de toser, pero logro contener la tos hasta despedirme de ella. Mientras trato de ponerme las zapatillas se desata la madre de todos los ataques de tos, y antes de darme cuenta tengo los ojos llenos de lágrimas, el sudor me corre por la frente y apenas puedo respirar sin empezar a toser nuevamente. Media hora más tarde aún sigo tosiendo, aunque ya sin perder la respiración, y el sudor ahora me hace arder los ojos mientras trato de encontrar mi llave y mi billetera para poder ir al médico. Tras una larga espera jugando Asteroids en el celular, el médico me examina y dice que al parecer es una reacción alérgica, posiblemente al aire acondicionado de nuevo trabajo (similar a mis eventuales reacciones alérgicas al aire acondicionado del trabajo anterior), agravada por el hecho de haber estado durmiendo menos y saliendo de casa antes del amanecer. Descanso total durante el fin de semana, un jarabe, algunas pastillas, mucha agua y vuelva usted dentro de dos semanas. Me voy a casa con la receta y aún algo de comezón en la garganta.
Algunas horas más tarde estoy en el estudio revisando el mail y escribiendo por un par de horas, respirando tranquilo después del jarabe y las pastillas. También me siento tranquilo porque para el lunes ya voy a estar bien y posiblemente pase la semana sin más problemas. Si esto hubiera ocurrido dentro de un par de meses no habría sido muy importante, pero se convierte en un problema porque acabo de empezar a trabajar hace dos días y no quiero empezar a faltar por enfermedad tan pronto. Es decir, puedo hacerlo, pero no quiero dar la impresión de que más adelante voy a ser una carga para el trabajo. Ese siempre ha sido uno de mis mayores temores: que mis alergias interfieran con mi trabajo al punto de llegar a convertirme en una carga para mis empleadores, y que termine perdiendo algún trabajo por culpa de mis alergias. Realmente espero que eso no suceda nunca.
Por otro lado, parece ser que los planes para el fin de semana llegaron hasta aquí. Estar enfermo es una buena excusa para volver a ver Blade Runner, leer y practicar un poco con la guitarra, pero de todas formas no es reemplazo para un fin de semana que incluía salir a comer con Fani y pasar un montón de tiempo juntos después de casi no habernos visto en la semana. Lo bueno es que al ser una reacción alérgica no es algo contagioso, así que también es una buena excusa para sugerirle una tarde de películas en el sofá del estudio como hacíamos el invierno pasado, con una frazada encima y algunos bocaditos en la mesa.
jueves, 16 de abril de 2009
#84
La carretera es un mundo distinto cuando hay neblina. Los faros de los buses ven como antorchas difuminadas en medio de la noche brumosa. Estelas rojas como borrones pasan al lado de mi ventana mientras trato de adivinar a lo lejos el horizonte, las estrellas y la luna ahora menguante. Es como estar dentro de una nube, pero a la vez es distinto. Hay una cierta magia en recorrer una carretera cubierta por un banco de neblina, incluso cuando esa carretera está ubicada al borde de un abismo frente al mar. No puedo evitar la sensación de que entre la neblina puede aparecer de pronto la silueta de una pareja de hadas jugando y riendo en la oscuridad interrumpida por las luces de los camiones y los buses. O quizás algún fantasma perdido en busca del destino que no pudo cumplir en vida. Tengo la sensación de que incluso sería posible escuchar el canto de alguna sirena si uno presta atención en medio del rumor de las olas y el ronquido de los motores, o que de pronto la luna va a aparecer entre la niebla y su breve luz va a iluminar algún pequeño duende que trata de cruzar la carretera.
Tal vez sea sólo que estoy soñando despierto, o que desperté a medias mientras volvía a casa y me di cuenta que estábamos en medio de un banco de neblina y mi imaginación empezó a volar. Sea como sea, de todas formas, sentirse en un mundo distinto y mágico es una sensación agradable.
miércoles, 15 de abril de 2009
#83
Lo más difícil de dormir temprano es realmente dormir temprano. Es decir, puedes irte a dormir dos horas antes de tu hora habitual, pero nada te garantiza que realmente vayas a quedarte dormido en el momento mismo en que apagues la luz y pongas la cabeza en la almohada. Y si lo haces te despiertas media hora después porque una parte de tu cerebro está diciéndote que todavía no es siquiera medianoche y por lo tanto no es hora de dormir. Entonces comienzan a aparecer los sueños del insomnio, esas ensoñaciones que de pronto empiezan a llenar la mente del insomne que trata infructuosamente de dormir. Algunas veces son agradables, porque dan la sensación de estar ya durmiendo cuando en realidad sólo estás soñando despierto, pero otras veces son frustrantes, sobre todo cuando te das cuenta de que después de dos horas aún sigues despierto y en la mañana vas a estar muriendo de sueño y te vas a sentir desganado por culpa del maldito insomnio. Empiezas a hacer listas en la mente, como la lista de cosas que tienes que comprar, o cualquier otra cosa, y de pronto terminas teniendo media docena de listas que empezaron como top-fives y terminaron convertidas en top-forties, y ya pasaron dos horas más y todo lo que has dormido es esa primera media hora. Y de pronto tu cerebro y tu cuerpo se dan cuenta, al mismo tiempo, de que ahora ya te has pasado casi dos horas de tu hora habitual de dormir. Y por la mañana te morirás de sueño.
martes, 14 de abril de 2009
#82
Entre las cosas que surgen durante una reunión con los amigos (ya sean los amigos de toda la vida o los que han venido apareciendo en los últimos años), junto con los comentarios ácidos a las pelis más lamentables que hayamos tenido la mala suerte de ver, algunas veces aparece por ahí algún proyecto que quisiéramos emprender juntos. Claro que la mayor parte del tiempo estos proyectos no pasan de ser ideas locas que se pierden en el tiempo, como esa idea de poner una radio FM pirata para emitir rock n' roll, pero algunas quedan grabadas porque no dejan de ser buenas ideas a futuro, como aquella idea de poner un bar que fuera una hipotética combinación de nuestros gustos… lo cual al principio puede sonar un poco descabellado pero podría resultar en una oferta bastante amplia e interesante. Tal vez algún día.
Por ahora es tiempo de volver al presente y a la necesidad imperiosa de tener un ingreso mensual que me permita mantener el status quo, estabilizar mis finanzas y poder ahorrar para el futuro. Eso significa, por un lado, que hoy se terminaron mis días de ocio productivo, y mañana empieza una nueva etapa de producción en serio con algunos momentos de ocio esparcidos en ella. Por otro lado, eso también significa que ahora tengo que organizarme mejor (tengo que organizarme) para poder estar a tiempo en mi trabajo y aún poder darme un tiempo para las cosas que me gustan. Hora de volver a la realidad.
lunes, 13 de abril de 2009
#81
Cambiar las costumbres es bastante difícil, sobre todo cuando han estado ahí el tiempo suficiente para realmente volverse costumbres, es decir cuando se han vuelto cosas involuntarias que forman parte del día a día. Para mí una de las cosas más difíciles es cambiar la hora de dormir. He pasado tantos años acostándome en las primeras horas de la madrugada, que ir a dormir antes de medianoche parece una tarea casi imposible. Ahora llega el momento en que debo hacerlo por una cuestión práctica, pues dentro de un par de días empezaré a trabajar en las mañanas. Eso no sólo significa que tengo que organizarme realmente bien, sino que debo comprimir mi tiempo de ocio productivo (blog, leer, dibujar, guitarra) en un periodo de aproximadamente tres a cuatro horas que incluyen alrededor de una hora para comer, y el resto del día queda dedicado a ir al trabajo, trabajar, y volver a casa. Claro que el tiempo que paso yendo y viniendo del trabajo lo puedo dedicar a leer, lo cual me relaja y me deja más tiempo libre al llegar a casa, y mejor aún si puedo escribir en el trabajo mis doscientas cincuenta palabras diarias y después sólo transcribirlas y postearlas al llegar a casa. Es cuestión de volver a la rutina de antes, sólo que ahora mis horas libres estarían al final del día y no antes de empezar el día, lo cual resulta totalmente lógico y razonable. El ser humano es, al fin y al cabo, un animal de costumbres, y supongo que después de un par de semanas mi cuerpo se habrá habituado por completo al cambio de rutina.
domingo, 12 de abril de 2009
#80
El mundo parece un poco distinto hoy, las calles más llenas de rostros desconocidos que parecen aparecer de pronto para volver a desaparecer al caer la tarde del domingo. Cuando era chico me preguntaba de dónde salía tanta gente y a dónde se iban en la noche que no se les volvía a ver hasta el siguiente domingo. Con el tiempo descubrí de dónde venían y a dónde volvían, y la verdad es que dejó de importarme. Sólo me importa cuando hay tantas personas que resulta difícil caminar, o cuando se aglomeran en medio de la vereda y no dejan pasar. Claro que siempre es divertido tomar fotografías del boulevard desde los balcones del segundo o del tercer piso, y también desde las bancas, pero por lo demás me da igual si hay mucha o poca gente caminando por la calle.
Hablando de fotografías, últimamente la cámara ha empezado a dar señales de agotamiento, como apagarse de pronto, no cerrar el lente y no querer funcionar con las baterías recargables. Parece ser que ya estaría llegando al final de una vida bastante agitada primero con Daniel y después conmigo, y ya vendría siendo hora de reemplazarla. El problema es que si la reemplazo tendría que ser por una mejor, y en estos momentos no tengo los fondos suficiente para eso, y posiblemente no los tendré hasta dentro de varios meses más. Mientras tanto tendré que agregar "cámara nueva" a la lista de cosas que espero poder comprar este año en cuanto tenga dinero suficiente.
sábado, 11 de abril de 2009
#79
Subo por la escalera mientras señalo algunos detalles de la casa que ella aún no ha visto. El jardín de mamá nos recibe al final de la escalera, y por encima del muro se pueden ver los primeros trazos de un atardecer dorado y naranja. En el horizonte, los cerros dejan ver sus siluetas azules y grises. Los rastros de musgo y líquenes en los muros, las antenas de televisión, los gatos que viven en el techo de al lado, un árbol descuidado en el callejón de atrás, la estructura de madera del mercado y sus techos de calaminas viejas y agujereadas.
El atardecer se ve distinto desde la azotea de la casa. El cielo tiene una exquisita tonalidad celeste con delgados trazos grises de nubes de lluvia barridas por un suave viento fresco. De pronto el horizonte se torna naranja. Una nube se enciende en fucsia, otra en púrpura y otra más resplandece como un charco de plata esparcido por encima de las delgadas nubes de lluvia que ahora toman un tinte índigo. Los cerros se ven como fantasmas de colosos lejanos entre la niebla que empieza a descender a lo lejos. Por un instante quisiera tener a la mano mi cámara, pero al mismo tiempo me doy cuenta de sería casi imposible captar todo lo que desfila ante mis sentidos. Se filtra de pronto el aroma de una noche de verano pasada la medianoche, algo que quedará en mí para siempre y que ahora está inevitablemente asociado también a uno de los atardeceres más hermosos que he visto sobre la ciudad. Quizás el tiempo traiga consigo nuevos recuerdos, pero hasta entonces este será mi favorito.
viernes, 10 de abril de 2009
#78
Pasar el día entero en casa puede ser algo aburrido, frustrante o limitante para algunos, incluso para otros puede llegar a ser desesperante. En mi caso, pasar el día entero en casa, en el estudio para ser exactos, es todo menos aburrido. El estudio/sala es la parte principal de mi piso (no digo "piso" en el sentido español del departamento, sino en el sentido de que el tercer piso de la casa es para mí y mi hermano, pero él no se mete en mis cosas), porque en el estudio están Alexiel y Bethany, además del televisor, mi colección de videos, las miniaturas, un sofá bastante cómodo y el pequeño mueble en el que guardo el whisky y otras bebidas. Además la mesa de Alexiel y Bethany es bastante grande y tengo una mesa de café con varios libros, de modo que es el mejor lugar para: dibujar, ver tele, leer, ver pelis, escuchar música, jugar con la PC, jugar con el PlayStation, modificar la PC, jugar rol, tomar un trago o prácticamente cualquier otra cosa, salvo practicar con la guitarra porque no quiero darle una excusa a mi hermano para quejarse de que molesto demasiado o alguna tontería por el estilo.
Sea como sea, pasar el día en casa es todo menos aburrido para mí, por difícil que eso pueda resultar para muchos. Además la cosa siempre se pone mejor cuando recibo la visita de algún amigo para compartir mi santuario y pasar una tarde de juegos, videos y comics.
jueves, 9 de abril de 2009
#77
El olor del café me da la bienvenida a un nuevo día, y entre las brumas de una mañana definitivamente otoñal me parece ver la figura de un hada solitaria que se despereza al borde de una maceta. Supongo que si no hay un jardín, las macetas son bienvenidas como refugio y hogar. Tal vez le vendría bien tener un caracol que le haga compañía mientras espera la visita de otras hadas o algunas mariposas. ¿Se alejará si me acerco a compartir mi café con ella? Nunca he pensado en si las hadas tomarán café. Sé que toman té (al menos algunas), y que lo prefieren con miel, pero no sé si también tomarán café. Me viene de pronto la imagen de una pareja de hadas tomando café sentadas sobre una hoja mientras ven las nubes pasar y los humanos a su alrededor ni siquiera se dan cuenta que están ahí.
Afuera se desata una nutrida lluvia de gotas finas, y de pronto tengo la oportunidad de ver la lluvia entre los hilos de vapor de la taza de café. Las hadas bailan en la lluvia y juegan en la tierra húmeda de la plaza que sí tiene caracoles que las acompañen. Abro la ventana y una fresca brisa me acaricia el rostro, una caricia arcana que trata de tentarme una vez más. Esta será la segunda noche de plenilunio y seguramente vendrá con una ligera llovizna o algo de neblina que permita a las hadas seguir insinuándose al límite de la visión de los humanos. Finalmente es otoño.
miércoles, 8 de abril de 2009
#76
Hay algunas cosas que nunca lograré entender, lo cual me alegra y la vez me deprime. Me alegra porque eso significa que siempre habrán algunas cosas que serán un misterio que trataré de descifrar y entender. Me deprime porque eso también significa que hay algunas cosas que siempre estarán más allá de mi alcance y que me harán sentir frustrado. Ahora bien, la frustración no es algo nuevo para mí, después de todo fue uno de los motores de mi vida durante varios años hasta que finalmente se convirtió en depresión y luego logró convertirse en una forma combinada de ambas. Alguien me salvó de eso y me devolvió al mundo de los vivos en medio de un invierno crudo que terminó por convertirse en el mejor de mi vida. El hecho de que la frustración sea una vieja conocida no significa que sea bienvenida ni mucho menos. Algunas veces resulta productiva, pero la mayor parte del tiempo es sólo un incomodidad que me aleja de otras cosas que realmente podrían ser productivas. Al diablo, este posteo tendrá que convertirse en uno más largo y esperar a que mañana pueda recuperar el hilo de lo que estaba tratando de pensar cuando serví el primer vaso de whisky. Una de las cosas buenas del whisky es que no deja resaca alguna. Lo malo es que tampoco deja respuestas y algunas veces trae más preguntas y eso sólo contribuye a complicar más la situación. De todas formas se siente bien de vez en cuando.
La mañana llega con la fría caricia de un viento finalmente otoñal que logró colarse por la ventana mal cerrada. Nada como un baño para seguir sin tener la menor pista que me ayude a entender. Una cierta niebla gris me rodea mientras paso por el resto del día con una sola novedad que no tiene nada que ver con lo que trato de entender. Llevo ya un par de horas sentado en la habitación a oscuras, tratando de entender algo que no permite ser entendido. Posiblemente sea un mecanismo de defensa establecido de forma inconsciente, porque si algo no puede ser descifrado entonces se mantiene seguro, al menos desde su propio punto de vista. El monitor de la computadora se refleja en la botella de agua y proyecta sombras tenues detrás de mi. El celular timbra en medio de la oscuridad y puedo ver una sonrisa familiar en ese número de teléfono. Cuelga antes de que pueda hablar. No tengo saldo disponible y por tanto no tengo forma de devolver la llamada al menos por unos días más. Tendré que conformarme con saber que esa sonrisa aún se preocupa por mí y por no haber recibido noticias en mucho tiempo.
El hombre de nieve me observa desde su burbuja de vidrio justo debajo del monitor, un recuerdo de aquel invierno hace muchos años, y de otra cosa que no entendí jamás. Posiblemente no sea necesario entenderlas, tal vez sea suficiente con saber que están ahí y son como son sin mayores explicaciones. Tal vez.