jueves, 30 de abril de 2009

#96

Camino por las calles bañadas por las luces multicolores de una noche que recién empieza y que definitivamente será distinta a las otras porque hay un concierto y los ánimos están bastante altos a pesar del pánico que se desató durante el fin de semana por la nueva epidemia que amenaza con acabar con la humanidad. Otra vez la idea del fin del mundo. Como si no fuera suficiente con saber que en cualquier momento los coreanos pueden lanzar un misil nuclear que mandaría todo al cuerno. Como si no fuera suficiente saber que de todas formas, guerra nuclear o no, es muy probable que mis nietos no puedan vivir en este planeta porque lo hemos maltratado tanto que ya no es habitable más que para las cucarachas. Pero esta noche nada importa para los que ya han estado haciendo la cola desde la mañana, los que dentro de una hora gritarán hasta quedar afónicos, los que dentro de tres horas llenarán los bares para celebrar un concierto que muchos han esperado desde hace poco más de diez años. Para mí la espera será un poco más larga y la noche será más complicada, o al menos esa es la sensación que tengo. Mañana es feriado y puedo descansar, pero eso no significa que esta noche vaya a ser sencilla. El mundo a mi alrededor se llena de color y parece ajeno, parte de una historia distinta a la que no siempre le puedo seguir el paso. Tal vez sea mejor así.

miércoles, 29 de abril de 2009

#95

El cielo se abre oscuro y nublado, una noche sin viento ni estrellas, como si fuese la amenaza constante de una lluvia que nunca llega a desatarse. A mi alrededor la gente no parece notarlo. Quizás sea algo que sólo me afecta a mi, quizás algún evento reciente está produciendo este efecto sobre mi. Quizás sea sólo mi imaginación.

Sea como sea, no se ve una sola estrella en el cielo, pero la luna se deja ver entre las nubes, como si fuera un sonrisa en medio de la noche, con un leve halo alrededor que le da una cierta belleza espectral. La voz en el teléfono es dulce y trae calma y una siempre apreciada sensación de bienestar, pero desaparece muy pronto. Camino por las calles de una ciudad que aparece nueva ante mis ojos esta noche. Escucho las voces de dos nuevos amigos, y una parte de mi responde de forma casi involuntaria, mientras el resto de mi sigue recorriendo paso a paso cada uno de los diversos caminos a casa que he descubierto con el tiempo. En mi mente aparecen cada una de las hojas de cada árbol, las rajaduras de la vereda, los ladrillos de las paredes, las tejas de los techos, las líneas en el asfalto, las señales de tránsito, los postes de luz, la posición de la luna en cada una de esas noches. Me embarga de pronto una sensación de vacío y me doy cuenta de que debo haberme despedido de mis amigos hace varios minutos y que ahora estoy solo, de pie frente a un parque, esperando el bus. Esta será una noche extraña.

martes, 28 de abril de 2009

#94

Y en medio del pánico mundial por la gripe porcina (o gripe norteamericana como le están diciendo ahora, supongo que los chanchos se quejaron por la mala fama que les están haciendo), simplemente me olvidé de escribir ayer. Esta vez no hay absolutamente nada que justifique la falta de posteo. Fue simplemente un error humano, una falta de concentración. Estuve viendo las noticias y leyendo todo lo que pude para saber qué cuernos hacer en caso de resultar infectado o de tener que cuidar a un infectado, y en general saber cómo sobrevivir a esta nueva peste, y después simplemente me cepillé los dientes y me fui a dormir no el sueño de los justos sino el sueño de los agotados. Recién esta mañana cuando estaba preparando mi dosis de café de todos los días en el trabajo, me di cuenta de que había olvidado escribir algo. Supongo que eventualmente iba a ocurrir algo así, igual que cabe la posibilidad de que un día esté súper distraído y termine posteando dos veces.

Mientras tanto, al fin terminé de leer la primera novela de Dragonlance Chronicles (sí, la que empecé a leer hace más de dos meses), principalmente porque no había nada que hacer en la oficina. Ahora he empezado con el segundo libro, y teniendo en cuenta que el nivel de actividad va a seguir siendo casi el mismo por un tiempo más, posiblemente lo termine mucho más rápido. Tener que viajar, luego pasar un buen rato a la espera de que haya algo que hacer en la oficina, y al final del día volver a viajar puede resultar agotador pero al menos deja bastante tiempo para leer, aunque no para muchas otras cosas. Por cierto, esta noche en el camino ocurrió algo realmente memorable que prefiero postear en mi otro blog, más que nada porque el estilo de la narración va más con el estilo general de ese blog y no tanto con el de este. Como sea, empiezo a acostumbrarme mejor a la nueva rutina y la menor cantidad de horas de sueño cinco días a la semana. He recuperado la vieja costumbre de dormir todo lo que pueda en los buses, lo que me recuerda a algunas cosas que he leído sobre la forma en que los soldados, sobre todo los que están en zonas de conflicto, se acostumbran a comer y dormir en prácticamente cualquier lugar aunque sea por cinco minutos, para recuperar siquiera algo de energía y poder seguir adelante.

Acaba de llegar un mail de un amigo, con una propuesta para un posible negocio, pero el asunto es que por ahora no tengo fondos que pueda arriesgar… demonios, casi no tengo fondos para nada que no sea sobrevivir hasta que pueda volver a estabilizar mi situación financiera, mucho menos para arriesgar, pero de todas formas la idea no deja de ser buena. Tendré que pensar un poco al respecto los próximos días y el fin de semana hablaré con quien propuso la idea en primer lugar. En fin.

domingo, 26 de abril de 2009

#93

Mientras empiezo a disfrutar el exquisito pollo al horno de mamá y me sirvo un poco más de ensalada, me asalta de pronto la sensación de que en alguna parte está ocurriendo algo que de una forma u otra me va a afectar. Trato de ignorar la sensación sepultándola bajo otros pensamientos mientras me llevo un trozo más de pollo a la boca y veo en la televisión el partido de fútbol, igual que casi todos los domingos. Media hora más tarde he terminado de almorzar y me sirvo un vaso de chicha morada apenas tibia, el complemento perfecto para un almuerzo delicioso, y de pronto siento que el celular empieza a vibrar en mi bolsillo derecho, el timbre me indica que es alguien bastante cercano. Tengo la sensación de que esto es lo que había sentido hace un rato.

Aló. Terminando de almorzar. No, no hay problema, ¿qué fue? Bueno, nunca me ha pasado. ¿Probaste en el modo a prueba de fallas? Ya, entonces puede ser un driver. Tal vez si restauras el sistema, es como retroceder el tiempo hasta la última vez que funcionó bien. Claro, eso podría servir, por si acaso ten a la mano el disco de instalación porque puede ser que necesites una instalación fresca para solucionarlo. Ya pues, cualquier cosa me mandas un mail.

La netbook de Micky se había declarado en huelga hacía cosa de una hora y necesitaba mi ayuda. Algunas veces me da miedo tener esas corazonadas, pero al menos esta vez no fue nada serio.

sábado, 25 de abril de 2009

#92

Algunas veces no hay nada más productivo que una buena noche de sueño. Normalmente mis costumbres son más bien nocturnas, caracterizados por las noches enteras dedicadas a alguno de mis hábitos geek como los juegos de video, Dungeons and Dragons, o algún libro o comic que leo compulsivamente, pero esta semana me vi obligado a cambiar las costumbres para poder adaptarme al trabajo, y al menos hasta ahora está valiendo la pena, aunque aún siento la tentación de quedarme despierto toda la noche leyendo comics aunque por la mañana no pueda abrir los ojos y termine quedándome dormido en la oficina. Después de haber dormido casi diez horas, me siento mejor que nunca, como si no hubiera estado durmiendo poco durante la semana. Nada como pasar el día entero jugando con la PC y leyendo los comics que no leí durante la semana, para completar el descanso. Incluso pagar las cuentas pendientes (y darme cuenta que cada vez estoy más cerca de agotar mi plan de supervivencia) han sido algunos detalles perdidos en medio de una tranquila mañana con una taza caliente de café y una tarde dedicada a ayudar a mamá a preparar algunos dulces. Claro que las cosas serían aún mejores si a mi suegra no se le hubiese ocurrido dejar a Fani abandonada en la casa y no avisar a qué hora regresa, así que la salida a comer se ha convertido más bien en un posible pedido de comida y una cena en casa. Sea como sea, de todas formas habrá valido la pena.

viernes, 24 de abril de 2009

#91

A medias despierto observo el tráfico a través de la ventana y las hileras de luces rojas parecen formar una procesión que no avanza. Cierro los ojos y abrazo mi mochila, con la extraña esperanza de que eso haga que el tráfico empiece a avanzar a una velocidad siquiera cercana a lo que debería ser normal, pero al parecer el único efecto que consigo es acelerar el paso del tiempo, pues al abrir los ojos han pasado cinco minutos en un instante y aún sigo en el mismo lugar. Normalmente el tráfico es lento, pero los viernes por la mañana se convierte en una hilera interminable de vehículos prácticamente estacionados en las calles, todos a la espera de una oportunidad para quitarle el lugar al vehículo de al lado y estacionarse un poco más adelante. Me inclino hacia la ventana para tratar de ver el principio de la fila, y todo lo que veo es que la procesión congelada en el tiempo y el espacio se extiende hasta el horizonte. Algunos metros más adelante, dos policías de tránsito toman café mientras recorren la hilera de vehículos con una mirada cuya expresión no parece de indiferencia sino de resignada frustración. Algunos minutos después la hilera de luces finalmente avanza una docena de metros para volver a detenerse. Ahora estoy casi frente a los policías que toman café. Parecen notar que los observo y por alguna razón me saludan con la cabeza. Les devuelvo el saludo y señalo el tráfico con una media sonrisa. Sonríen a medias y se encogen de hombros. Así es los viernes por la mañana pues, qué se le va a hacer.

jueves, 23 de abril de 2009

#90

A lo largo del día he tenido la sensación de estar aún adormilado, como si mi cuerpo se resistiera a despertar del todo, y supongo que tiene algo que ver con el hecho de haber dormido un poco menos que de costumbre. La razón de la falta de sueño aún escapa a mi comprensión. De pronto desperté en medio de la noche (más bien de la madrugada) y no pude volver al ansiado coma en varios minutos, y sólo pude quedar inconsciente durante un par de horas antes de volver a despertar sin motivo aparente. Tal vez haya sido el calor, o quizás algún mosquito me despertó, o tal vez fuese que mi suegra dijo más tarde te llamo y no volvió a llamar, pero cualquiera haya sido la razón, el resultado fue una cierta somnolencia que no llegó a desaparecer por completo con las dos tazas de café que tomé ni bien entré a la oficina, ni con el almuerzo, ni con la taza de café que vino después del almuerzo. Incluso con toda esa sobrecarga de cafeína mi cuerpo sigue estando ligeramente adormilado, aunque mi cerebro continúa a velocidad normal como si nada hubiese pasado. Se supone que ahora puedo dormir una hora más, pero en realidad no lo estoy aprovechando como debería y termino medio dormido el resto del día. Espero que la taza de leche caliente que me acabo de tomar, y la somnolencia irresuelta que he venido arrastrando durante el día me ayude a dormir mejor esta noche.

miércoles, 22 de abril de 2009

#89

Y nuevamente se acerca el fin de mes, y con él llega la época de pagar las cuentas de la casa, y finalmente parece que he llegado al límite de mis previsiones, lo cual no es realmente una sorpresa, pues alcanzo a pagar las cuentas de mayo y recién tengo que preocuparme por las de junio. La previsión original era llegar hasta las cuentas de junio y recién preocuparme en julio, pero el haber comprado la nueva fuente de poder de Alexiel consumió casi por completo uno de los meses previstos, y algunos gastos imprevistos terminaron de consumir el resto. De todas formas, aún no me he visto obligado a tocar los ahorros, y al parecer no tendré que tocarlos en absoluto, lo cual es perfecto para mis planes al futuro no tan lejano. Mientras tanto, he empezado ya a hacer algunos cálculos con los ingresos del nuevo trabajo, sólo para tener un plan de contingencia ante cualquier imprevisto. Tengo la costumbre de hacer un presupuesto mensual que incluye los gastos de la casa (tanto los necesarios como los más o menos superfluos), la cantidad que debo ahorrar, y finalmente un margen para otros gastos como salidas, libros y gustitos. Al principio era una hoja de papel con varios garabatos, y de pronto se convirtió en una hoja de cálculo con algunas fórmulas que Micky me ayudó a poner para simplificarme la vida. Algunas veces me sorprendo cuando hago cosas como esta, y me pregunto en qué momento fue que me volví adulto.

martes, 21 de abril de 2009

#88

Y bueno, los posteos que correspondían al domingo y al lunes recién han sido publicados hoy por la sencilla razón de que estaba completamente seguro de haberlos posteado antes de ir a dormir. Claro que recién me di cuenta de eso al llegar al trabajo hoy por la mañana, cuando ya no había nada que hacer.

Los últimos días (es decir, ayer y hoy) he estado de regreso en la vida laboral estable con hora de entrada y salida, lo cual me ha llevado a pasar la mayor parte del tiempo fuera de la casa y lejos de Alexiel y Bethany. Eso debería ser bueno no sólo porque me obliga a salir de la casa, socializar, y en general dejar de estar encerrado en el estudio, pero resulta un poco incómodo porque ahora es más difícil cumplir con el propósito de las doscientas cincuenta palabras al día, y no por falta de algo que escribir, por cierto, sino por la falta de tiempo y las confusiones generadas por el hecho de tener que irme a dormir a una hora bastante distinta a la habitual. Esto me lleva a acariciar la idea de comprar una laptop en el futuro cercano (o tal vez una netbook con Linux porque son más costeables y fáciles de transportar), y agregarle un modem para internet móvil, pero la cobertura es tan limitada que al final no parece ser una idea muy práctica, aunque sí bastante acariciable, siquiera por la oportunidad de escribir en el bus antes de llegar a casa. Mientras tanto, seguiré garrapateando líneas en un cuaderno para luego transcribirlas al llegar a casa.

#87

Nota: Este posteo se quedó sin publicar ayer debido a ciertas demoras imprevistas pero entretenidas.

Hace más de un mes empecé a leer una novela de espada y brujería, y aunque devoré más de doscientas páginas en alrededor de una semana, a partir de ahí he estado avanzando a la espeluznante velocidad de una menos de una página por día. Algunas veces me dejo llevar por una suerte de compulsión lectora que me hace leer sin parar durante horas y horas, y puedo incluso pasarme la noche en vela para poder llegar al final de una historia, pero otras veces esa compulsión se estrella con una sensación de rechazo a la idea de que el libro ya se va a terminar. Sé que eso le pasa a muchas otras personas (al menos a muchas que conozco), pero pocas veces puede llegar al extremo al que ha llegado esta vez. Cada día siento el impulso de terminar de leer este libro, pero después de avanzar un párrafo o dos me asalta la inminencia de estar llegando al desenlace de la historia y lo dejo para después, incluso sabiendo que no es aún el desenlace sino la primera parte de una trilogía, y que debo terminar de leer los tres libros antes de agregar más a la pila para leer después, que por cierto ya cuenta con dos libros más que no forman parte de la trilogía. Supongo que puedo aprovechar los ratos libres del trabajo para leer, y combatir el aburrimiento puede ser un buen incentivo para llegar al final de esta novela de una vez por todas.

#86

Nota: Este posteo se quedó sin publicar el domingo debido a una serie de confusiones.

Y bueno, el fin de semana se pasó entre tos, medicinas, un par de horas con la guitarra, llamadas telefónicas interrumpidas por breves ataques de tos y la lamentable ausencia de Fani por razones ajenas al control de ambos. Al menos me dio la oportunidad de avanzar un par de juegos que había dejado por mitad en la PC, además de pulir un poco mis power chords y hacer el intento de aumentar más la velocidad de mi mano derecha… lo cual, por cierto, añadió a los malestares del fin de semana una leve sensación de ardor en el antebrazo derecho.

Un amigo mío me dijo que muchas veces los dedos se aprenden los acordes antes de que el cerebro termine de asimilarlos, como si el subconsciente o el instinto se apropiasen de los acordes antes de que el lado consciente los pueda procesar apropiadamente. Eso lleva a situaciones en las que puedes posicionar tus dedos sobre las cuerdas en los lugares correctos sin darte cuenta de lo que estás haciendo, pero cuando tratas de hacerlo como parte de una canción o una sesión de práctica, simplemente no puedes ubicar los lugares correctos. Supongo que estoy pasando por algo de eso desde hace un par de semanas, y la solución que me dio mi amigo (que por cierto es un excelente guitarrista) es simplemente dejar de preocuparme y tomar las cosas con calma, volviendo a practicar desde el principio para estar seguro de estar asimilando todo. Sólo espero tener el tiempo suficiente en la semana para poder hacerlo.

sábado, 18 de abril de 2009

#85

Me voy a dormir con una ligera comezón en la garganta y a la mañana siguiente amanezco un poco ronco y con una leve comezón al fondo de la garganta. Hablo por teléfono con Fani durante unos minutos y de pronto siento que la comezón empieza a convertirse en la necesidad de toser, pero logro contener la tos hasta despedirme de ella. Mientras trato de ponerme las zapatillas se desata la madre de todos los ataques de tos, y antes de darme cuenta tengo los ojos llenos de lágrimas, el sudor me corre por la frente y apenas puedo respirar sin empezar a toser nuevamente. Media hora más tarde aún sigo tosiendo, aunque ya sin perder la respiración, y el sudor ahora me hace arder los ojos mientras trato de encontrar mi llave y mi billetera para poder ir al médico. Tras una larga espera jugando Asteroids en el celular, el médico me examina y dice que al parecer es una reacción alérgica, posiblemente al aire acondicionado de nuevo trabajo (similar a mis eventuales reacciones alérgicas al aire acondicionado del trabajo anterior), agravada por el hecho de haber estado durmiendo menos y saliendo de casa antes del amanecer. Descanso total durante el fin de semana, un jarabe, algunas pastillas, mucha agua y vuelva usted dentro de dos semanas. Me voy a casa con la receta y aún algo de comezón en la garganta.

Algunas horas más tarde estoy en el estudio revisando el mail y escribiendo por un par de horas, respirando tranquilo después del jarabe y las pastillas. También me siento tranquilo porque para el lunes ya voy a estar bien y posiblemente pase la semana sin más problemas. Si esto hubiera ocurrido dentro de un par de meses no habría sido muy importante, pero se convierte en un problema porque acabo de empezar a trabajar hace dos días y no quiero empezar a faltar por enfermedad tan pronto. Es decir, puedo hacerlo, pero no quiero dar la impresión de que más adelante voy a ser una carga para el trabajo. Ese siempre ha sido uno de mis mayores temores: que mis alergias interfieran con mi trabajo al punto de llegar a convertirme en una carga para mis empleadores, y que termine perdiendo algún trabajo por culpa de mis alergias. Realmente espero que eso no suceda nunca.

Por otro lado, parece ser que los planes para el fin de semana llegaron hasta aquí. Estar enfermo es una buena excusa para volver a ver Blade Runner, leer y practicar un poco con la guitarra, pero de todas formas no es reemplazo para un fin de semana que incluía salir a comer con Fani y pasar un montón de tiempo juntos después de casi no habernos visto en la semana. Lo bueno es que al ser una reacción alérgica no es algo contagioso, así que también es una buena excusa para sugerirle una tarde de películas en el sofá del estudio como hacíamos el invierno pasado, con una frazada encima y algunos bocaditos en la mesa.

jueves, 16 de abril de 2009

#84

La carretera es un mundo distinto cuando hay neblina. Los faros de los buses ven como antorchas difuminadas en medio de la noche brumosa. Estelas rojas como borrones pasan al lado de mi ventana mientras trato de adivinar a lo lejos el horizonte, las estrellas y la luna ahora menguante. Es como estar dentro de una nube, pero a la vez es distinto. Hay una cierta magia en recorrer una carretera cubierta por un banco de neblina, incluso cuando esa carretera está ubicada al borde de un abismo frente al mar. No puedo evitar la sensación de que entre la neblina puede aparecer de pronto la silueta de una pareja de hadas jugando y riendo en la oscuridad interrumpida por las luces de los camiones y los buses. O quizás algún fantasma perdido en busca del destino que no pudo cumplir en vida. Tengo la sensación de que incluso sería posible escuchar el canto de alguna sirena si uno presta atención en medio del rumor de las olas y el ronquido de los motores, o que de pronto la luna va a aparecer entre la niebla y su breve luz va a iluminar algún pequeño duende que trata de cruzar la carretera.

Tal vez sea sólo que estoy soñando despierto, o que desperté a medias mientras volvía a casa y me di cuenta que estábamos en medio de un banco de neblina y mi imaginación empezó a volar. Sea como sea, de todas formas, sentirse en un mundo distinto y mágico es una sensación agradable.

miércoles, 15 de abril de 2009

#83

Lo más difícil de dormir temprano es realmente dormir temprano. Es decir, puedes irte a dormir dos horas antes de tu hora habitual, pero nada te garantiza que realmente vayas a quedarte dormido en el momento mismo en que apagues la luz y pongas la cabeza en la almohada. Y si lo haces te despiertas media hora después porque una parte de tu cerebro está diciéndote que todavía no es siquiera medianoche y por lo tanto no es hora de dormir. Entonces comienzan a aparecer los sueños del insomnio, esas ensoñaciones que de pronto empiezan a llenar la mente del insomne que trata infructuosamente de dormir. Algunas veces son agradables, porque dan la sensación de estar ya durmiendo cuando en realidad sólo estás soñando despierto, pero otras veces son frustrantes, sobre todo cuando te das cuenta de que después de dos horas aún sigues despierto y en la mañana vas a estar muriendo de sueño y te vas a sentir desganado por culpa del maldito insomnio. Empiezas a hacer listas en la mente, como la lista de cosas que tienes que comprar, o cualquier otra cosa, y de pronto terminas teniendo media docena de listas que empezaron como top-fives y terminaron convertidas en top-forties, y ya pasaron dos horas más y todo lo que has dormido es esa primera media hora. Y de pronto tu cerebro y tu cuerpo se dan cuenta, al mismo tiempo, de que ahora ya te has pasado casi dos horas de tu hora habitual de dormir. Y por la mañana te morirás de sueño.

martes, 14 de abril de 2009

#82

Entre las cosas que surgen durante una reunión con los amigos (ya sean los amigos de toda la vida o los que han venido apareciendo en los últimos años), junto con los comentarios ácidos a las pelis más lamentables que hayamos tenido la mala suerte de ver, algunas veces aparece por ahí algún proyecto que quisiéramos emprender juntos. Claro que la mayor parte del tiempo estos proyectos no pasan de ser ideas locas que se pierden en el tiempo, como esa idea de poner una radio FM pirata para emitir rock n' roll, pero algunas quedan grabadas porque no dejan de ser buenas ideas a futuro, como aquella idea de poner un bar que fuera una hipotética combinación de nuestros gustos… lo cual al principio puede sonar un poco descabellado pero podría resultar en una oferta bastante amplia e interesante. Tal vez algún día.

Por ahora es tiempo de volver al presente y a la necesidad imperiosa de tener un ingreso mensual que me permita mantener el status quo, estabilizar mis finanzas y poder ahorrar para el futuro. Eso significa, por un lado, que hoy se terminaron mis días de ocio productivo, y mañana empieza una nueva etapa de producción en serio con algunos momentos de ocio esparcidos en ella. Por otro lado, eso también significa que ahora tengo que organizarme mejor (tengo que organizarme) para poder estar a tiempo en mi trabajo y aún poder darme un tiempo para las cosas que me gustan. Hora de volver a la realidad.

lunes, 13 de abril de 2009

#81

Cambiar las costumbres es bastante difícil, sobre todo cuando han estado ahí el tiempo suficiente para realmente volverse costumbres, es decir cuando se han vuelto cosas involuntarias que forman parte del día a día. Para mí una de las cosas más difíciles es cambiar la hora de dormir. He pasado tantos años acostándome en las primeras horas de la madrugada, que ir a dormir antes de medianoche parece una tarea casi imposible. Ahora llega el momento en que debo hacerlo por una cuestión práctica, pues dentro de un par de días empezaré a trabajar en las mañanas. Eso no sólo significa que tengo que organizarme realmente bien, sino que debo comprimir mi tiempo de ocio productivo (blog, leer, dibujar, guitarra) en un periodo de aproximadamente tres a cuatro horas que incluyen alrededor de una hora para comer, y el resto del día queda dedicado a ir al trabajo, trabajar, y volver a casa. Claro que el tiempo que paso yendo y viniendo del trabajo lo puedo dedicar a leer, lo cual me relaja y me deja más tiempo libre al llegar a casa, y mejor aún si puedo escribir en el trabajo mis doscientas cincuenta palabras diarias y después sólo transcribirlas y postearlas al llegar a casa. Es cuestión de volver a la rutina de antes, sólo que ahora mis horas libres estarían al final del día y no antes de empezar el día, lo cual resulta totalmente lógico y razonable. El ser humano es, al fin y al cabo, un animal de costumbres, y supongo que después de un par de semanas mi cuerpo se habrá habituado por completo al cambio de rutina.

domingo, 12 de abril de 2009

#80

El mundo parece un poco distinto hoy, las calles más llenas de rostros desconocidos que parecen aparecer de pronto para volver a desaparecer al caer la tarde del domingo. Cuando era chico me preguntaba de dónde salía tanta gente y a dónde se iban en la noche que no se les volvía a ver hasta el siguiente domingo. Con el tiempo descubrí de dónde venían y a dónde volvían, y la verdad es que dejó de importarme. Sólo me importa cuando hay tantas personas que resulta difícil caminar, o cuando se aglomeran en medio de la vereda y no dejan pasar. Claro que siempre es divertido tomar fotografías del boulevard desde los balcones del segundo o del tercer piso, y también desde las bancas, pero por lo demás me da igual si hay mucha o poca gente caminando por la calle.

Hablando de fotografías, últimamente la cámara ha empezado a dar señales de agotamiento, como apagarse de pronto, no cerrar el lente y no querer funcionar con las baterías recargables. Parece ser que ya estaría llegando al final de una vida bastante agitada primero con Daniel y después conmigo, y ya vendría siendo hora de reemplazarla. El problema es que si la reemplazo tendría que ser por una mejor, y en estos momentos no tengo los fondos suficiente para eso, y posiblemente no los tendré hasta dentro de varios meses más. Mientras tanto tendré que agregar "cámara nueva" a la lista de cosas que espero poder comprar este año en cuanto tenga dinero suficiente.

sábado, 11 de abril de 2009

#79

Subo por la escalera mientras señalo algunos detalles de la casa que ella aún no ha visto. El jardín de mamá nos recibe al final de la escalera, y por encima del muro se pueden ver los primeros trazos de un atardecer dorado y naranja. En el horizonte, los cerros dejan ver sus siluetas azules y grises. Los rastros de musgo y líquenes en los muros, las antenas de televisión, los gatos que viven en el techo de al lado, un árbol descuidado en el callejón de atrás, la estructura de madera del mercado y sus techos de calaminas viejas y agujereadas.

El atardecer se ve distinto desde la azotea de la casa. El cielo tiene una exquisita tonalidad celeste con delgados trazos grises de nubes de lluvia barridas por un suave viento fresco. De pronto el horizonte se torna naranja. Una nube se enciende en fucsia, otra en púrpura y otra más resplandece como un charco de plata esparcido por encima de las delgadas nubes de lluvia que ahora toman un tinte índigo. Los cerros se ven como fantasmas de colosos lejanos entre la niebla que empieza a descender a lo lejos. Por un instante quisiera tener a la mano mi cámara, pero al mismo tiempo me doy cuenta de sería casi imposible captar todo lo que desfila ante mis sentidos. Se filtra de pronto el aroma de una noche de verano pasada la medianoche, algo que quedará en mí para siempre y que ahora está inevitablemente asociado también a uno de los atardeceres más hermosos que he visto sobre la ciudad. Quizás el tiempo traiga consigo nuevos recuerdos, pero hasta entonces este será mi favorito.

viernes, 10 de abril de 2009

#78

Pasar el día entero en casa puede ser algo aburrido, frustrante o limitante para algunos, incluso para otros puede llegar a ser desesperante. En mi caso, pasar el día entero en casa, en el estudio para ser exactos, es todo menos aburrido. El estudio/sala es la parte principal de mi piso (no digo "piso" en el sentido español del departamento, sino en el sentido de que el tercer piso de la casa es para mí y mi hermano, pero él no se mete en mis cosas), porque en el estudio están Alexiel y Bethany, además del televisor, mi colección de videos, las miniaturas, un sofá bastante cómodo y el pequeño mueble en el que guardo el whisky y otras bebidas. Además la mesa de Alexiel y Bethany es bastante grande y tengo una mesa de café con varios libros, de modo que es el mejor lugar para: dibujar, ver tele, leer, ver pelis, escuchar música, jugar con la PC, jugar con el PlayStation, modificar la PC, jugar rol, tomar un trago o prácticamente cualquier otra cosa, salvo practicar con la guitarra porque no quiero darle una excusa a mi hermano para quejarse de que molesto demasiado o alguna tontería por el estilo.

Sea como sea, pasar el día en casa es todo menos aburrido para mí, por difícil que eso pueda resultar para muchos. Además la cosa siempre se pone mejor cuando recibo la visita de algún amigo para compartir mi santuario y pasar una tarde de juegos, videos y comics.

jueves, 9 de abril de 2009

#77

El olor del café me da la bienvenida a un nuevo día, y entre las brumas de una mañana definitivamente otoñal me parece ver la figura de un hada solitaria que se despereza al borde de una maceta. Supongo que si no hay un jardín, las macetas son bienvenidas como refugio y hogar. Tal vez le vendría bien tener un caracol que le haga compañía mientras espera la visita de otras hadas o algunas mariposas. ¿Se alejará si me acerco a compartir mi café con ella? Nunca he pensado en si las hadas tomarán café. Sé que toman té (al menos algunas), y que lo prefieren con miel, pero no sé si también tomarán café. Me viene de pronto la imagen de una pareja de hadas tomando café sentadas sobre una hoja mientras ven las nubes pasar y los humanos a su alrededor ni siquiera se dan cuenta que están ahí.

Afuera se desata una nutrida lluvia de gotas finas, y de pronto tengo la oportunidad de ver la lluvia entre los hilos de vapor de la taza de café. Las hadas bailan en la lluvia y juegan en la tierra húmeda de la plaza que sí tiene caracoles que las acompañen. Abro la ventana y una fresca brisa me acaricia el rostro, una caricia arcana que trata de tentarme una vez más. Esta será la segunda noche de plenilunio y seguramente vendrá con una ligera llovizna o algo de neblina que permita a las hadas seguir insinuándose al límite de la visión de los humanos. Finalmente es otoño.

miércoles, 8 de abril de 2009

#76

Hay algunas cosas que nunca lograré entender, lo cual me alegra y la vez me deprime. Me alegra porque eso significa que siempre habrán algunas cosas que serán un misterio que trataré de descifrar y entender. Me deprime porque eso también significa que hay algunas cosas que siempre estarán más allá de mi alcance y que me harán sentir frustrado. Ahora bien, la frustración no es algo nuevo para mí, después de todo fue uno de los motores de mi vida durante varios años hasta que finalmente se convirtió en depresión y luego logró convertirse en una forma combinada de ambas. Alguien me salvó de eso y me devolvió al mundo de los vivos en medio de un invierno crudo que terminó por convertirse en el mejor de mi vida. El hecho de que la frustración sea una vieja conocida no significa que sea bienvenida ni mucho menos. Algunas veces resulta productiva, pero la mayor parte del tiempo es sólo un incomodidad que me aleja de otras cosas que realmente podrían ser productivas. Al diablo, este posteo tendrá que convertirse en uno más largo y esperar a que mañana pueda recuperar el hilo de lo que estaba tratando de pensar cuando serví el primer vaso de whisky. Una de las cosas buenas del whisky es que no deja resaca alguna. Lo malo es que tampoco deja respuestas y algunas veces trae más preguntas y eso sólo contribuye a complicar más la situación. De todas formas se siente bien de vez en cuando.

La mañana llega con la fría caricia de un viento finalmente otoñal que logró colarse por la ventana mal cerrada. Nada como un baño para seguir sin tener la menor pista que me ayude a entender. Una cierta niebla gris me rodea mientras paso por el resto del día con una sola novedad que no tiene nada que ver con lo que trato de entender. Llevo ya un par de horas sentado en la habitación a oscuras, tratando de entender algo que no permite ser entendido. Posiblemente sea un mecanismo de defensa establecido de forma inconsciente, porque si algo no puede ser descifrado entonces se mantiene seguro, al menos desde su propio punto de vista. El monitor de la computadora se refleja en la botella de agua y proyecta sombras tenues detrás de mi. El celular timbra en medio de la oscuridad y puedo ver una sonrisa familiar en ese número de teléfono. Cuelga antes de que pueda hablar. No tengo saldo disponible y por tanto no tengo forma de devolver la llamada al menos por unos días más. Tendré que conformarme con saber que esa sonrisa aún se preocupa por mí y por no haber recibido noticias en mucho tiempo.

El hombre de nieve me observa desde su burbuja de vidrio justo debajo del monitor, un recuerdo de aquel invierno hace muchos años, y de otra cosa que no entendí jamás. Posiblemente no sea necesario entenderlas, tal vez sea suficiente con saber que están ahí y son como son sin mayores explicaciones. Tal vez.

lunes, 6 de abril de 2009

#75

El día pasa extraño entre buses, humo de cigarrillos, esperas interminables y el calor que una vez más de hace insufrible. Los árboles se apiadan de los humanos y ofrecen algo de sombra en las veredas de la avenida. En el cielo las nubes se han replegado y apenas asoman después de haber dominado la mañana, y un viento fresco se encarga de que no permanezcan por mucho tiempo en el mismo lugar. Si tan siquiera el viento pudiera traer de regreso el tiempo perdido, o si fuera suficiente para aliviar el calor.

De alguna forma parece que el mundo hubiera vuelto a ser lo que era antes, con días que empiezan con muy pocas ganas y se van volviendo algo incómodos a medida que pasan las horas, largos viajes de ida y vuelta que sirven para escuchar y analizar álbumes, noches tranquilas viendo televisión en el sofá y soñando con el futuro un paso a la vez. Es extraña la forma en que uno se acostumbra a una cierta rutina e intenta volver a ella en busca de estabilidad cuando las cosas empiezan a complicarse. Es como si buscáramos la protección de lo familiar para tener confianza en nosotros mismos y seguir adelante. El olor del café me recuerda que mañana puedo dormir un poco más y que ahora sólo debo esperar una llamada. Arriba, la luna menguante se disimula tras una barrera de nubes que la difuminan y la convierten en una suerte de lámpara de noche en el cielo.

domingo, 5 de abril de 2009

#74

Al parecer Google sigue teniendo hipo de tiempo en tiempo, porque la entrada de ayer por la tarde recién apareció hoy en la mañana. En fin, espero que esta aparezca en menos tiempo (de preferencia que aparezca en cuanto termine de presionar el botón "publicar").

La lista de cosas que quiero comprar se ha incrementado, aunque aún no hay realmente una fuente de ingresos estable y conveniente que me permita comprar siquiera la quinta parte de las cosas en la lista. Es curioso cómo uno encuentra cosas que quiere comprar cuando no hay cómo comprarlas. Claro que en cuanto empiece a recibir un ingreso fijo empezaré a ahorrar para un futuro periodo de desempleo, y luego empezaré a comprar las cosas que quiero en orden de importancia, o quizá simplemente empezando con aquellas cosas que resulte más fácil conseguir (porque algunas tengo que importarlas y aduanas puede ser un poco jodido algunas veces). De todas formas es probable que no llegue a comprar la mitad de las cosas que están en la lista (y las que serán añadidas en los próximos días, semanas y meses), porque antes de comprarlas me arrepentiré o las dejaré para después y finalmente quedarán olvidadas, como ya han quedado olvidadas muchas de las cosas que quería comprar el año pasado. Por mientras la prioridad la tiene conseguir varios libros y camisetas, luego algunas cosas para el estudio, Alexiel, Bethany y la guitarra. Fuera de ello todo lo demás queda catalogado como secundario, salvo algunas cosas que no pienso mencionar aquí.

sábado, 4 de abril de 2009

#73

De regreso a la red después de dos días de total ausencia, desconectado del mundo en busca de un nuevo trabajo. Y la aventura aún no termina, pues el lunes volveré a estar desconectado mientras continúo la travesía por las inciertas aguas de las entrevistas y las pruebas. Eso significa, claro que este posteo deberá tener el triple de palabras que los otros, y que posiblemente el lunes tampoco pueda postear nada, pero al menos terminaré teniendo un trabajo que me permitirá seguir posteando más adelante y reunir el dinero suficiente para una nueva temporada de entretenido y productivo desempleo en el futuro. Realmente me gusta la idea de trabajar duro durante un tiempo, ahorrar una buena cantidad de dinero y luego poder pasar algunos meses concentrado en las cosas que realmente me gustan, haciendo de freelance sin la necesidad apremiante de ganar más dinero para sobrevivir. Claro que si pudiera hacerlo durante un año entero y no sólo durante un par de meses sería genial, pero para eso tengo que trabajar bastante durante un tiempo más o menos largo, posiblemente un par de años. Y si el freelancing fuera más frecuente, digamos una vez por semana, sería mucho mejor todavía.

Una de las cosas que no me gustan de buscar trabajo es tener que pasar por esas convocatorias en las que tienes que esperar junto a media docena de otras personas que te sonríen y hasta te conversan cuando en el fondo están pensando "ojalá que no te escojan a ti", es decir, es una situación bastante hipócrita en la que entablas una conversación mientras tratas de descubrir si el otro sujeto te puede quitar el puesto o no, y si descubres que realmente puede hacerlo, continúas la conversación mientras lo odias a muerte. Prefiero las entrevistas en las que sólo tienes que llegar a una hora determinada y realmente no tienes que interactuar con los demás postulantes. Claro que eso es prácticamente imposible cuando postulas a un puesto para el cual necesitas pasar por una sesión de capacitación antes de pasar la primera prueba, pues las capacitaciones siempre son grupales para pode ahorrar tiempo y recursos. Otra de las cosas que no me gustan es la incertidumbre, el tener que estar pendiente de una llamada telefónica que tarda demasiado en llegar y que en el fondo temes que no llegue nunca aunque sepas que estas más que calificado para el puesto al que estás postulando, pero de todas formas la espera te hace sentir incómodo, y te quedas con la sensación de que alguien puede haber tenido una habilidad oculta que lo hiciera mejor que tú. Hasta que llega la llamada y tienes que empezar a hacer los cambios necesarios para poder adaptarte a tu nuevo trabajo. Otra cosa que no me gusta es el hecho de tener que gastar en comer fuera de la casa e ir de un lado a otro cuando estoy tratando de gastar menos para poder sobrevivir un tiempo más, pero esa es una cuestión eventual que no siempre sucede.

Cuando recién sales de un trabajo que has tenido durante un par de años, el mundo se ve algo raro, porque de pronto tienes un tiempo libre que ya habías olvidado que podía existir, y muchas veces no sabes qué hacer con él y para algunos puede resultar desesperante e incluso frustrante. Si tienes algunos proyectos personales que has venido dejando de lado por falta de tiempo, este es el mejor momento para completarlos o al menos empezarlos. Y cuando llegas al punto en que ya no sabes qué más hacer, entonces es el momento de buscar un nuevo empleo y empezar de nuevo. Empezar de nuevo no es tan difícil como suena, sobre todo cuando tienes en mente un objetivo que pretendes alcanzar con este nuevo principio. Además, eso te da la oportunidad de conocer nuevas personas que posiblemente compartan alguna de tus aficiones. Claro que eso también significa la posibilidad de encontrar gente tan o más indeseable como la que encontraste antes y hubieras preferido no volver a encontrar jamás. Es inevitable, supongo, pero prefiero mantener la distancia mientras sea posible, y mientras más distancia mejor, para evitar la mala sangre y el exceso biliar que se produce ante la proximidad de personas que deberían estar a miles de kilómetros de distancia, preferiblemente en alguna caldera del infierno en la que puedan continuar su existencia sin perturbar la mía ni la de otros. Creo que esa es la cosa que más odio de tener que trabajar con otras personas.

miércoles, 1 de abril de 2009

#72

Algunos días pasan sin mayor novedad, salvo por algunas nubes en el cielo, o algo de lluvia o un café excepcionalmente bueno, o alguna cosa medio extraña en las noticias (no digo en el periódico porque casi todas las noticias las recibo en el RSS). Otros días, sin embargo, parecen traer una pequeña cosa, casi imperceptible para los observadores externos, que termina por convertirlo en un día bastante productivo, o al menos bastante prometedor.

Como sea, aunque la crisis aún no se siente con tanta fuerza aquí en el estudio, hoy en la mañana apareció una posibilidad de evitarla por un tiempo más si es que todo sale bien. Si bien no es el trabajo soñado, al menos es una buena fuente de ingresos, el trabajo que pagará las cuentas y me permitirá ahorrar algo de dinero para poder hacer las cosas que realmente me gustan. No voy a hacerme ilusiones aún, pues eso por lo general termina mal, pero no puedo evitar la sensación de alivio que viene con el mero hecho de que exista esta posibilidad de mantener el status quo de la economía familiar. Ahora, si las cosas resultan bien, entonces sí empezaré a hacer planes (es decir, a ilusionarme) y a pensar en futuros proyectos que puedan requerir un poco más de gasto pero que me  hagan sentirme bien conmigo mismo y me acerquen un poco más a alguno de los muchos sueños que he tenido hasta ahora y que espero que lleguen a concretarse más temprano que tarde.