martes, 30 de junio de 2009

#123 - Sombras de un Cielo Absurdo: 06.

Alice se había soltado el moño, posiblemente cansada de tener el pelo atado toda la mañana, y Andrei pudo ver que era era una cabellera rizada, larga hasta los hombros y que se balanceaba graciosamente cuando caminaba. Era un marco encantador para ese rostro de piel canela y enormes ojos azul cielo. Se preguntó si todas las mujeres de Júpiter (o al menos de alguna de sus lunas) serían así de bonitas, o si sería que su ascendencia era una extraña mezcla de factores unidos por una serie de coincidencias que habían determinado que ella se viese exactamente así y estuviese de pie al lado de la mesa. Estaba peligrosamente consciente de sí mismo, y eso lo ponía aún más nervioso. Le pareció que debió haberse afeitado antes de salir, que debió haberse puesto una camisa en lugar de la camiseta gris, que su casaca ya estaba demasiado gastada, que estaba pasando demasiado tiempo sentado frente a ella sin decir nada. Le sonrió. Ella respondió con una de esas amplias sonrisas que antes habían parecido darle la bienvenida y ahora se veían como una invitación a iniciar una conversación. Sin saber muy bien qué hacer, Andrei repitió el gesto de antes con la mano, invitándola a sentarse frente a él al otro lado de la mesa. La siguió con la mirada. Se sentía fascinado por la gracia de sus movimientos y el acompasado rebotar de los rizos castaños. Se sentía cada vez más y más perdido, como si algo le impidiese pensar en algo que no fuesen los movimientos de la chica de Júpiter.


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