jueves, 21 de mayo de 2015

2015.013

Definitivamente necesito poner algunos cuadros en la casa. Los tonos amarillos de las paredes son agradables pero la casa se ve un poco vacía. Quizás algunos pósteres enmarcados de películas, o ilustraciones de los autores de los webcomics con los que he estado enganchado desde hace un tiempo… si es que finalmente me animo a pedirlos, porque me preocupa que se maltraten en el camino. O un mapamundi como el que solíamos tener en el comedor. O esas viejas fotos familiares en blanco y negro y sepia que están guardadas en el costurero metálico (que solía ser una lata de galletas hace más de sesenta años) y que llevamos al menos una década pensando en poner en marcos.
Estantes con libros, cómics y juegos de mesa. Algunos cuadros en las paredes. El sofá que ahora tiene tapiz verde. Contando mi estudio, la habitaciones adicionales y un miniservidor de archivos (si toma sus vitaminas eventualmente crecerá y será un servidor grande y fuerte) con series y películas, la casa viene a ser una versión revisada de la casa de mi abuela. Sólo falta un jardín con gallinas, patos y flores. No extraño a las aves de corral realmente, pero las flores, o al menos algunas plantas, podrían ser un buen detalle.
Es curiosa la forma en que tendemos a repetir sin querer algunas cosas que resultan familiares. Avanzamos para regresar al terreno conocido. Y después de dos años de haberme mudado, finalmente estoy pensando seriamente en decorar la casa con algo más que libros.