Nunca me he visto en la necesidad de buscar un lugar para vivir. Viví toda la infancia y adolescencia con mi familia en casa de mi abuela, y en los últimos años de la universidad nos mudamos a otra casa más pequeña que antes habíamos tenido alquilada. Hace unos tres años nos volvimos a mudar, esta vez al edificio en el que antes mis papás tenían la farmacia. Posiblemente a principios de mayo nos mudemos a la nueva casa construida en el terreno que antes era la casa de mi abuela. En fin, la cosa es que, a pesar de todas estas mudanzas, nunca he tenido que buscar un lugar para vivir. Cuando viví en Lima estuve primero en una pensión que encontré de casualidad. Luego viví en casa de mi hermana (lo cual, por cierto, resultó ser uno de los peores errores que haya cometido en mi vida), pero en fin, es otro lugar que no tuve que buscar. Debo ser una de las pocas personas que no ha pasado por eso, y realmente me siento agradecido por ello.
Empecé a pensar en esto mientras hablaba con una amiga que hace un tiempo estuvo buscando una habitación con espacio suficiente para ella y su vida, y la verdad es que, aunque me esforcé, no logré realmente ponerme en su lugar. No tengo la menor idea de qué haría si tuviese que buscar una habitación o un departamento. Supongo que entraría en pánico y me hiperventilaría antes de empezar a buscar.
1 comentario:
En 33 años no he cambiado de casa y he estado siempre bajo el ala familiar, así que comparto el sentimiento. Supongo que el dia que deje esta casa me entrará tu ataque de pánico...
Publicar un comentario