viernes, 22 de abril de 2011

2011-009

Escrito alrededor de las 2.30am.

Algunas noches son particularmente jodidas. Cosas que se quedaron sin decir, cosas que se pudieron decir de otra forma, cosas que tal vez no se debieron decir. Cosas que quizás se pudieron evitar, pero no supe cómo. La sensación que queda después es una de frustración que se deriva de la impotencia de no haber hecho algo que de todas formas no sé cómo podría haber hecho. Quisiera, como John Constantine, encender un cigarrillo, lanzar un hechizo y perderme en las sombras, pero los hechizos tejidos con el humo de un cigarrillo son sólo metáforas para soluciones mas mundanas.

Creo que nunca aprendí a lidiar con eso. Después de pasar años atormentándome, mi solución práctica ha sido encerrarme en cosas que me ayuden a distraerme (lo cual ha terminado por convertirse en una adicción a los libros, comics y juegos de video). Aprendí a hacer a un lado esa frustración, pero no aprendí a lidiar con ella, mucho menos a evitarla. La verdad no estoy seguro si realmente quisiera aprender a hacerlo ahora. Tal vez sea que cada uno de nosotros tiene su propia forma de hacerlo, y la mía es enterrarla bajo una serie de aficiones. No lo sé.

Hora de cerrar la laptop y apagar la luz. La cabeza en la almohada, cerrar los ojos y esperar a que el cansancio o algo nos hagan caer en un sueño profundo que nos ayude a despejarnos un poco y nos permita ver la luz de la mañana. Hora de dormir.

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