jueves, 14 de abril de 2011

2011-001

Leyendo después de mucho tiempo lo que escribía en mi primer blog entre el 2004 y el 2006, me doy cuenta de que, si bien algunas cosas han cambiado, hay otras que siguen siendo casi las mismas, como si se resistieran firmemente a cambiar. Las crisis existenciales se detuvieron hace un tiempo, y felizmente no han vuelto con la gravedad de antes. Ya no paso horas y días enteros atormentándome por cambios en la dirección del viento, pues eso sólo complicaba las cosas innecesariamente. He aprendido a convertir el daño en experiencia, y a dejar que esa experiencia descanse tranquila en la mochila de recuerdos. Sobreviví y me hice más fuerte, supongo.

Sin embargo, como dije, hay algunas cosas que siguen siendo casi las mismas, y hay fantasmas que siguen dando vueltas, no importa lo que haga para deshacerme de ellos. Algunos han pasado a ser compañeros de viaje. Otros dan vueltas a mi alrededor de tiempo en tiempo, murmurando cosas que se quedaron sin decir.

Una vez más tengo la sensación de que las cosas no están saliendo como deberían. Una vez más escucho el lejano susurro diciéndome que si tengo paciencia todo saldrá como espero, que esta vez será distinto. Y surge casi al mismo tiempo otro susurro diciéndome que todo será exactamente igual que las veces anteriores, aunque espere el tiempo que espere. Una vez más no sé bien qué hacer.

Enciendo un cigarrillo y dejo que el humo me envuelva y dibuje figuras extrañas que se alzan hacia las nubes.

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