viernes, 29 de abril de 2011

2011-014

Cuando escribo sobre mí mismo no es para darme palmadas en la espalda y autofelicitarme, sino para mostrarme tal como soy y tratar de que me vean tal como soy. Cuando hablo sobre las cosas que me pasan, las cosas que siento, las cosas que sueño y demás, lo hago porque creo que hablar al respecto no sólo es una buena forma de terapia, sino que, eventualmente, podría servirle a alguien en una situación parecida.

Muchas veces escribir un blog o tener una cuenta de Twitter es una cuestión de ego y de sentirse mejor que el resto. Otras veces es sólo querer decir algo. Lo mío es lo segundo. Si algunos días este blog no tiene sentido es porque nunca pensé que debiera tener sentido. Este blog es sólo un medio para mostrar mis intentos diarios de compartir algo de mi vida, escribir al menos doscientas cincuenta palabras y retomar un poco de la disciplina que solía tener hace años. No me importa el número de visitas, tampoco la cantidad de "me gusta", ni los retweets y mentions. Me importa, simplemente, la satisfacción de estar cumpliendo una meta personal y saber que por ahí hay alguien que me lee de vez en cuando. El hecho de que a varios les gusten las cosas que escribo es un honor que agradezco de todo corazón. También agradezco a los que se toman el tiempo de decirme que no les gustó, eso me indica que al menos se dieron el trabajo de leerlo.

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