jueves, 16 de septiembre de 2010

02.012

Hace alrededor de un mes y medio compré un pequeño cactus. Hacía ya un buen tiempo que venía pensando en comprar un cactus para poner en alguna parte de la sala/estudio (eso o un bonsai, pero son caros y requieren mucha dedicación), pero siempre terminaba quedándose para después, para comprarlo el fin de semana o el próximo mes o en algún momento antes del fin de los días. Hasta que una tarde, volviendo a casa después de salir a caminar un poco, vi una simpática penca enana sembrada en un vaso descartable roto. Al verla de cerca, noté que era un sistema binario: dos tallos principales, cada uno con un tallo secundario. Dos pencas enanas creciendo juntas, y las vendían como si fueran una sola. Faltaba la parte superior de ambos tallos principales, quizás cortados para sembrarlos en otra maceta, y la verdad es que el aspecto de la pequeña penca binaria me dio pena. Lo compré sin pensarlo mucho más y lo llevé al estudio. Al día siguiente le compré una maceta de plástico (que resultó ser más cara que el cactus), porque resulta más práctica que una de barro, y desde entonces el pequeño cactus binario ha estado viviendo cerca a mi escritorio, con visitas diarias al balcón para que pueda disfrutar un poco de aire fresco y luz solar. Nunca había tenido una planta, y me preocupaba que el cactus no sobreviviera, pero creo que el hecho de que esté creciendo un nuevo tallo secundario es una buena señal.

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