-Deberías haberte quedado en casa.
Alice inclinó la cabeza ligeramente hacia un lado, un gesto que había tenido desde que era una niña.
-Debería. Pero la paso mejor aquí. Además en casa no... -Se detuvo de pronto. Enderezó la cabeza y lo miró a los ojos. -No sé cómo te llamas.
De pronto se sintió avergonzado. Trató de forzar una sonrisa casual y no tartamudear.
-Andrei.
-Encantada de conocerte. Tengo un descanso en cinco minutos ¿te molestaría si... ?
No supo qué responder. Hizo un gesto con la mano, invitándola a sentarse. Ella volvió a sonreír y se alejó en dirección a la cocina. Andrei fijó la vista en los champígnones de la tortilla. Bebió un sorbo de café para estar seguro de estar despierto. ¿Sería posible que las cosas fueran tan sencillas? Tal vez debió haberle hablado antes. Si lo hubiera hecho podría haberle traído algo por su cumpleaños. Ella mencionó su descanso. Si estaba tomando un descanso a esta hora, entonces era probable que su turno terminara temprano y tuviera la tarde libre y tal vez podría salir a dar un paseo o a comer algo. Comer. La tortilla. Devoró la tortilla en poco más de dos minutos, para evitar cualquier situación embarazosa que pudiera presentarse si comía delante de ella. Se preguntó su habría alguna razón para que ella viniera a su mesa. No era particularmente atractivo y hablaba poco, aunque le gustaba mantener conversaciones largas con algunas personas que dejó atrás en la Tierra. La vio aparecer nuevamente, ahora sin mandil.
sábado, 27 de junio de 2009
#122 - Sombras de un Cielo Absurdo: 05.
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