jueves, 30 de abril de 2009
#96
Camino por las calles bañadas por las luces multicolores de una noche que recién empieza y que definitivamente será distinta a las otras porque hay un concierto y los ánimos están bastante altos a pesar del pánico que se desató durante el fin de semana por la nueva epidemia que amenaza con acabar con la humanidad. Otra vez la idea del fin del mundo. Como si no fuera suficiente con saber que en cualquier momento los coreanos pueden lanzar un misil nuclear que mandaría todo al cuerno. Como si no fuera suficiente saber que de todas formas, guerra nuclear o no, es muy probable que mis nietos no puedan vivir en este planeta porque lo hemos maltratado tanto que ya no es habitable más que para las cucarachas. Pero esta noche nada importa para los que ya han estado haciendo la cola desde la mañana, los que dentro de una hora gritarán hasta quedar afónicos, los que dentro de tres horas llenarán los bares para celebrar un concierto que muchos han esperado desde hace poco más de diez años. Para mí la espera será un poco más larga y la noche será más complicada, o al menos esa es la sensación que tengo. Mañana es feriado y puedo descansar, pero eso no significa que esta noche vaya a ser sencilla. El mundo a mi alrededor se llena de color y parece ajeno, parte de una historia distinta a la que no siempre le puedo seguir el paso. Tal vez sea mejor así.
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