Andrei caminó lentamente hacia el Olympian, las manos en los bolsillos de la casaca y la mirada fija en el camino frente a él. Habían pasado ya casi dos horas y Alice debía estar por terminar su turno. ¿Cómo se vería sin uniforme? Seguramente se veía igual, solo un poco más relajada. Posiblemente estuviese usando un abrigo, o al menos una casaca, el invierno marciano era más bien frío y la mayoría de mujeres había estado usando abrigos últimamente. Se detuvo un momento para observar el cielo. Había dejado de llover en algún momento de la mañana mientras él estaba en el café, y ahora el Sol empezaba a brillar en el invernal cielo marciano, aunque aún había gruesas nubes en el cielo. Llevaba un pequeño paraguas retráctil en uno de los bolsillos de la casaca de cuero sintético, eso debería ser suficiente en caso de que volviera a llover. Claro que sería mejor si ella llevaba su propio paraguas, y mejor aún si no llovía, pero le reconfortaba el saber que estaba preparado para el peor de los casos. Siguió caminando en silencio. Cientos de personas caminaban por las calles, al igual que todos los domingos. Siempre había una buena cantidad de personas caminando, pues aunque era mayormente una zona residencial, la presencia de varios restaurantes y la cercanía del parque la convertían en un lugar bastante popular para pasar las tardes de domingo. Se detuvo al borde de la vereda. Al otro lado de la calle, Alice estaba de pie con las manos metidas en los bolsillos de la casaca negra, esperándolo con una sonrisa.
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