lunes, 3 de agosto de 2009

#137 - Sombras de un Cielo Absurdo: 16.

Se puso una casa negra sobre la camiseta naranja y se miró nuevamente al espejo. Se sintió bonita, y eso le resultó extraño. Leandra siempre le decía que lo era, pero Alice siempre pensó que había otras mujeres mucho más bonitas, y nunca se había sentido más bonita que otras. Bueno, tal vez más bonita que esa muchacha insufrible que siempre le ganaba el último pastel de chocolate de la cafetería de la escuela. Definitivamente más bonita que ella, pensó casi sin darse cuenta mientras cerraba la puerta de su casillero. Se despidió de las otras dos meseras, de los dos cocineros y de la ginoide de limpieza, aunque sabía que todos estaban tan ocupados que no le harían mayor caso. Siempre había más actividad los domingos al mediodía, y esa era una de las razones por las que prefería trabajar el primer turno. Levantarse temprano para pasar la mañana llevando las bandejas del desayuno y luego tener toda la tarde libre y poder dormir un par de horas más en la noche, era mejor que pasar la tarde del domingo corriendo de un lado a otro con bandejas llenas con los pesados platos del almuerzo. Ahora podía aprovechar esa tarde libre para encontrarse con Andrei. Parecía una buena persona, y fue amable con ella, pero realmente no sabía nada de él. Al menos no podía ser peor que aquel piloto con el que Leandra había querido emparejarla hacía un par de meses. Tan distraída estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que la ginoide se había despedido de ella.


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