domingo, 22 de marzo de 2009

#64

Cuelgo el auricular después de un par de minutos de diálogo casi sin emoción. El mundo es de un color aún no del todo definido, aunque parece tener rastros de algunos colores familiares, unos brillantes y otros no tanto, todos visitados en vidas similares que antecedieron a esta. El tiempo ha logrado escurrirse entre los dedos del universo como arena que se pierde en el espacio y ha traído de regreso a la memoria el olor de una noche de verano pasada ya la medianoche, y el alma se pierde navegando entre sueños. En el cielo de Urano las lunas siguen pasando como ecos de una luz lejana reflejada en la incertidumbre. El timbre del teléfono me trae de regreso al zumbido de los discos duros y el olor de una taza de café.

El almuerzo y la tarde han ayudado a quitarle un poco de drama, pesadez y surrealismo al día, incluso el calor dejó de ser tan incómodo para volverse sólo una presencia indeseada más o menos fácil de ignorar. Las ideas medianamente creativas han empezado a fluir nuevamente después de un par de días en el limbo, esta vez de forma más ordenada, y aunque no podré aprovecharlas todas en lo que queda del día, de todas formas les estaré dando buen uso durante la semana mientras espero un par de emails que posiblemente no lleguen nunca, pero debo esperarlos de todas formas. La noche recién empieza, y creo que esta vez terminará más bien temprano, justo después de haber tomado nota de todas las ideas.

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