Acabo de comprar una docena de lápices porque me desespera tener que recorrer la casa entera en busca de un lápiz. Cuando estoy en el estudio no hay ningún problema, porque tengo una taza llena de lápices a menos de medio metro de distancia, pero si estoy en el cuarto tengo que ir al estudio a buscar uno, y si estoy en la sala tengo que subir sólo para buscar un lápiz. Así que hoy me harté y compré una docena para repartir entre la sala y mi cuarto.
Prefiero los lápices de madera para escribir y dibujar, aunque la mayor parte del tiempo llevo lápices mecánicos en la mochila por cuestiones prácticas, pero la sensación que produce un lápiz de madera en la mano es algo que siempre me ha gustado. Además son baratos y se pueden conseguir casi en cualquier lugar. Mientras buscaba una librería que tuviera a la venta algo más grande que una docena de lápices (para mi frustración aquí sólo se consiguen por unidad y por docena), me di cuenta de la forma en que la variedad de lápices de madera ha proliferado en los últimos años. Cuando pregunté por lápices de madera 2B, la chica del mostrador sacó casi una docena de lápices distintos, incluyendo un par de la misma marca pero con diferentes perfiles (uno circular, el otro triangular). Me sentí tentado de comprarlos todos para ver qué otras diferencias había en cuanto a las minas y la madera, pero eso habría sido excesivo. Finalmente volví al estudio con una docena de lápices amarillos que ayudarán a solucionar la escasez de lápices en la casa.
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