lunes, 16 de febrero de 2009

#33

Hay neblina afuera. La ciudad tiene un aspecto distinto cuando está cubierta de neblina, un cierto aire místico recorriendo las calles en una noche de verano que se va tornando algo fría después de haber estado fresca. Diminutas gotas de lluvia bailan en el aire a mi alrededor, una suerte de ritual en un mundo arcano que no se deja ver de buenas a primeras. Incluso ahora no puedo verlo, aunque siento algo de su magia a mi alrededor, entre las oleadas de neblina, el viento fresco y el cielo sin estrellas. Las hadas deben estar ahí, bailando entre las plantas húmedas en los jardines, riendo traviesas mientras los humanos pasamos junto a ellas sin darnos cuenta de su presencia, ocupados con nuestro propio mundo de preocupaciones y carente de magia. Al menos esta noche puedo sentir esa magia una vez más.

La ciudad susurra mientras camino por las calles ligeramente humedecidas por la neblina. de esta noche arcana. La ciudad sabe que su existencia es una de las razones por las que las hadas ya no se dejan ver. También sabe que no es enteramente su culpa, sino de los humanos que prefieren ver cemento y césped donde las hadas ven llanuras y bosques. Observo en silencio la luz amarillenta de un poste, una polilla revoloteando alrededor de la lámpara se detiene de pronto y siento que alguien me sonríe desde alguna parte entre las macetas de un jardín oculto a la sombra de un muro alto. Las hadas me dan la bienvenida. Algún día me dejaran verlas.

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