Otro día de verano con un calor infernal, y de alguna forma me estoy acostumbrando, lo que no significa que me guste. Al menos hoy estamos a un grado menos que ayer. El ventilador del estudio se ha vuelto uno de mis mejores amigos, aunque no conversa. Claro que si pudiera hablar, es posible que se quejase del calor y del hecho de estar funcionando casi diez horas diarias, así que es mejor que no pueda hablar.
Por si alguien se ha preguntado por qué no escribí nada ayer, la razón es bastante simple: cometí un error. En realidad cometí varios. El primero fue acostarme muy tarde, teniendo en cuenta que iba a pasar el día fuera de casa debía haberme acostado temprano para levantarme temprano y poder escribir algo antes de salir. El segundo error fue no haber llevado conmigo el USB drive en el que tengo una copia del Open Office Portable que puedo usar para postear casi desde cualquier lugar. El tercer error fue no haberle pedido a Fani que me preste su PC por quince minutos para poder escribir algo en Word y postearlo antes de medianoche. Así que en resumen fueron una serie de errores que consiguieron que finalmente rompa el ritmo y pierda un posteo. Como castigo autoimpuesto (y castigo para ustedes también por seguirme), ahora tengo que escribir un posteo de quinientas palabras. Si más adelante vuelvo a perder otro posteo, haré lo mismo, es decir, poner un posteo equivalente al posteo perdido más el posteo del día. Tengo que hacerlo si pretendo mantener un ritmo regular y acostumbrarme a escribir cada día.
Como mencioné anteriormente, lo bueno de estos ejercicios es que ahora las ideas fluyen más rápido cuando empiezo a escribir. Por momentos el calor me interrumpe porque se puede volver insoportable, pero el ventilador y el agua helada ayudan bastante con eso. Teniendo en cuenta el calor que está haciendo, me pregunto cómo será el invierno este año. ¿Caerá nieve este año? La verdad no creo que llegue a nevar, pero es posible que este año haga más frío que el anterior y haya más lluvias en invierno, lo cual me alegra porque me gusta la lluvia y abrigarme. Nada como una taza de café mientras veo llover sobre Huaral. Nada como caminar bajo la lluvia con las gotas de lluvia cayendo en mi rostro y sentir el olor de la tierra húmeda trayendo consigo recuerdos de tiempos lejanos y llenos de magia. La luna insinuándose detrás de las nubes en una noche púrpura. Las luces de la calle reflejadas en los charcos del piso, dibujando siluetas extrañas y misteriosas. Una ola de calor me trae de regreso a este verano infernal con temperaturas que ya bordean los treinta grados centígrados. El termómetro puede indicar veintiséis, pero la humedad hace que el aire se sienta como si fueran treinta grados. Hora de bajar a comer con la familia. Hora de encender el ventilador del comedor para que comer no sea una tortura.
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