sábado, 31 de enero de 2009

#19

El mundo a mi alrededor se siente extraño hoy. No puedo definir exactamente qué es lo extraño, aunque algo resulta vagamente familiar dentro de la extrañeza. El aire se siente un poco pesado, pero eso es porque llovió hace un rato y parece que va seguir lloviendo en un rato más. El aire se siente húmedo ahora, con un par de gotas errantes traídas por la misma brisa que bate los árboles. Hay algo más en el aire. Se siente si fuera como una leve carga estática en la piel. Energía que viene con la lluvia, flotando a nuestro alrededor sin que nos demos cuenta. Será tal vez que no queremos darnos cuenta. Por un momento el viento fresco corta el aire pesado trayendo un olor lejano de césped fresco, corteza de árbol y hojas mojadas agitadas por la brisa y el aleteo de algún ave que busca refugio en el nido.Las nubes de lluvia se ven ligeramente azules. La luna creciente se deja adivinar detrás de las nubes, aunque no se dejará ver al menos en un par de horas, cuando haya pasado ya la lluvia y las estrellas se hayan dejado ver. El olor de la tierra mojada llega con recuerdos del jardín de la abuela, el rosal, las matas de hierba luisa y las hadas que con seguridad estaba ahí aunque nunca las pude ver, los gatos sentados bajo la banca abrigándose unos a otros y protegiéndose de la lluvia que se filtraba por la ramada de caña, Beatles resonando desde mi vieja habitación diez años atrás y desde lo altavoces en mi estudio ahora mismo. Ya sé lo que es. Después de mucho tiempo me siento en casa.

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