No deja de asombrarme la forma en que el tiempo simplemente se desvanece de pronto. No estoy seguro de adónde se han ido las últimas dos horas, es decir, sé que envié un e-mail, revisé las noticias que llegan por RSS y acomodé las revistas que había sacado en la mañana, pero me rehúso a creer que haya pasado casi dos horas haciendo eso.
Ayer por la tarde me encontré con un amigo en el messenger, y en la conversación mencionamos un juego de rol que parece interesarnos a ambos. Volvieron a mi mente los recuerdos de nuestras largas partidas de Dungeons & Dragons. Ha pasado un tiempo bastante largo desde la última vez que jugué, y de pronto me di cuenta de que son ya siete años desde la primera vez que jugué D&D. En la universidad me reunía con algunos amigos y jugábamos en nuestras horas libres, y después seguí reuniéndome con un grupo para varias trasnochadas explorando cuevas y laberintos en mundos imaginarios. Era la mejor forma de sacarnos de encima el estrés de la universidad y la vida diaria. Y era algo que debíamos hacer en grupo, porque la mayor parte del juego depende de la imaginación de los jugadores, y no hay nada como explorar mundos imaginarios junto a tus amigos.
Estoy buscando en la red los libros que no pude conseguir acá, y espero volver pronto a las cuevas infestadas de monstruos y los templos ocultos de dioses olvidados. Si de todas formas el tiempo va a desaparecer, que al menos sea mientras imagino otros mundos junto a mis amigos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario