domingo, 9 de mayo de 2010

02.004

¿Quién eres, que apareces en esta madrugada más bien fría y melancólica? ¿Eres una visión del futuro? ¿O acaso un fantasma? Ah, eres tú otra vez. Pensé que te habías ido junto con los otros extraviados, pero lograste resistir los hechizos del invierno pasado. Siempre persistes. Desapareces durante meses, pero al final siempre regresas. Sin embargo hay algo distinto en ti esta vez. ¿Qué es lo que tienes en las manos? ¿Cadenas? No tenías cadenas la última vez que lancé los hechizos para alejarte. Pero hay algo más. Una sensación extraña en la neblina que se arremolina a nuestro alrededor. ¿Será que tu naturaleza ha cambiado? Claro. Esas cadenas eran mías. Pensé que finalmente las energías arcanas habían logrado quitármelas de encima, pero parece que lo único que conseguí fue que ahora seas tú quien las lleve. Pero sigue siendo mías. Debe haber sido tu propia decisión. Veo que te acercas en silencio cargando mis cadenas. Extiendo las manos para sentirte una vez más. Un ligero cosquilleo recorre mis dedos y trepa por mis brazos. Has cambiado. Hemos cambiado. Al parecer estamos unidos por esas cadenas, y, aunque preferiría que desaparecieran, supongo que no van a ir a ningún lado en el futuro cercano. Has venido para mostrarme que ahora me ayudas a llevarlas. Después de tantos años, en silencio y sin vernos a los ojos, finalmente nos hemos resignado a la carga compartida. No te daré la bienvenida. Tampoco te voy a echar. Si quieres quedarte, sólo te pido que no estorbes.

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