jueves, 6 de mayo de 2010

02.003

Soy de las personas que no se hacen mayores problemas cuando los cobradores del bus olvidan cobrarme el pasaje, o cuando me dan vuelto de más. Yo creo que la vida es cíclica, que así como vienen cosas buenas también vienen cosas malas, y que si haces cosas buenas, eventualmente algo bueno llegará a ti. De la misma forma, creo que si haces cosas malas, eventualmente algo malo llegará, de una forma u otra. Teniendo en cuenta que los cobradores y choferes de buses son, básicamente, unos malditos, entonces es totalmente lógico pensar que algunas cosas malas, sean grandes o pequeñas, llegarán a ellos tarde o temprano. Ok, lo admito, quizás existan por ahí algunos cobradores y choferes buenos, pero en todos estos años viajando en bus no me he cruzado con ninguno. Es posible que algunos reciban un sólo gran latigazo kármico y terminen reencarnados en cucarachas, y que otros reciban pequeños hincones kármicos que contrapesan las pequeñas maldades que han ido acumulando. Si el cobrador te da un sol más sin darse cuenta, piensa que quizás sea porque ayer le cobró un sol de más a alguien, o porque no quiso recoger a un escolar, o porque le dio una moneda falsa a una viejita, o porque bota basura al piso, o porque no le dio la gana de cobrarte el medio pasaje hace un par de años. Entonces, en lugar de tratar de corregir el error, mejor guarda la moneda, sonríe por dentro y deja que la gran rueda del universo siga girando.

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