lunes, 11 de febrero de 2013

2013-001

Escrito hace semana y media mientras esperaba a Movistar.

Quedan por desocupar varias cajas llenas de libros, cosas pequeñas y papeles varios que, honestamente, pensé que se habían perdido hace muchos años. Me tomo un descanso, y de paso aprovecho para que el cuerpo se vaya acostumbrando al nuevo escritorio. Se siente un poco extraño, después de tanto tiempo de trabajar y escribir en ambientes muy poco ergonómicos, aunque con bastante espacio, usar un escritorio diseñado para no maltratar. Los músculos de los antebrazos trabajan extra tratando de encontrar la posición de siempre, aunque la tensión de las muñecas ha disminuido considerablemente.

Hay varias cosas nuevas además del escritorio. Un par de estantes para ya no tener los libros apilados en el cuarto ni tener juegos de mesa y artículos varios desperdigados por toda la casa, aunque creo que voy a necesitar un par de estantes más. Un colchón nuevo (que había querido comprar desde hace tres años pero se había ido quedando para después por una razón tras otra) para poder dormir tranquilo sin tener que estar reajustando las vértebras cada mañana. Un par de almohadas para poder rotar las otras dos. Aún necesito comprar una mesa adicional para la oficina y un escritorio pequeño para el cuarto, pero eso será cuando haya tiempo y la tarjeta se recupere un poco. La sensación de poder manejar esta casa como yo quiera también es nueva, y bastante agradable.

Ahora, si tan sólo Movistar se diera prisa en trasladar mi línea de teléfono y conectar el módem podría estar más tranquilo.

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