Definitivamente necesito poner algunos cuadros en la casa. Los tonos amarillos de las paredes son agradables pero la casa se ve un poco vacía. Quizás algunos pósteres enmarcados de películas, o ilustraciones de los autores de los webcomics con los que he estado enganchado desde hace un tiempo… si es que finalmente me animo a pedirlos, porque me preocupa que se maltraten en el camino. O un mapamundi como el que solíamos tener en el comedor. O esas viejas fotos familiares en blanco y negro y sepia que están guardadas en el costurero metálico (que solía ser una lata de galletas hace más de sesenta años) y que llevamos al menos una década pensando en poner en marcos.
Estantes con libros, cómics y juegos de mesa. Algunos cuadros en las paredes. El sofá que ahora tiene tapiz verde. Contando mi estudio, la habitaciones adicionales y un miniservidor de archivos (si toma sus vitaminas eventualmente crecerá y será un servidor grande y fuerte) con series y películas, la casa viene a ser una versión revisada de la casa de mi abuela. Sólo falta un jardín con gallinas, patos y flores. No extraño a las aves de corral realmente, pero las flores, o al menos algunas plantas, podrían ser un buen detalle.
Es curiosa la forma en que tendemos a repetir sin querer algunas cosas que resultan familiares. Avanzamos para regresar al terreno conocido. Y después de dos años de haberme mudado, finalmente estoy pensando seriamente en decorar la casa con algo más que libros.
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