viernes, 9 de diciembre de 2011

2011-037

Revisando el cuaderno que cargo en la mochila, me doy cuenta que hay un lapso de más de un año entre los dos garabatos más recientes en ese cuaderno. Creo que durante ese tiempo no he hecho más que algunos garabatos inconexos en Photoshop con la G-Pen para quemar un poco de esteres al final de algunos días demasiado pesados. Debería tratar de dibujar más seguido, aunque sea un boceto a medias cada día para recuperar la costumbre.

Tal vez sea buena idea retomar algunas cosas que he dejado de lado desde hace un tiempo, como salir a caminar un rato al final de la tarde, o escribir aventuras e ideas sueltas para Dungeons & Dragons o algún otro juego de rol. Terminar de escribir algunas historias que sigo rehaciendo y dejando a medias constantemente con cualquier excusa. Quizás darle un poco más de tiempo a este experimento de escribir doscientas cincuenta palabras al día que empecé hace tres años y hasta ahora no he podido mantener durante un año completo.

¿Dónde habré dejado la taza que usé para el té ayer por la noche? Estoy seguro que la había dejado en el escritorio. Debo haberla dejado en la cocina en la mañana cuando bajé a desayunar y olvidé traer otra. Creo que ya es hora de comprar un par de tazas para tener siempre a la mano en el estudio. Una cosa más a la ya bastante extensa lista de compras para cuando mis cuentas finalmente dejen de desangrarse.

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